“La Pulpería” y una triste realidad
Fue el pasado jueves 3 cuando el intendente Esteban Reino, al hablar en la inauguración del período ordinario de sesiones en el Concejo Deliberante, apostó como nunca antes lo había hecho a potenciar el turismo en Balcarce, convencido que debe convertirse en el segundo polo productivo detrás de la actividad agropecuaria.
Subrayó la importancia de apuntalar al sector privado y a desarrollar las distintas atracciones que ofrece el distrito en ese rubro.
Uno de ellos es, sin dudas, el cerro "El Triunfo", que acobija uno de los emblemas culturales como lo es “La Pulpería”, bautizada con el nombre del recordado Carlos “El Paisano” Máximo Cabrera, el “actor del verso” como muchos lo llamaban, quien fue un verdadero representante de nuestras raíces.
TRISTE REALIDAD
No es la primera vez que desde estas páginas se trata el tema. Lamentablemente el tiempo pasa y el deterioro que presenta el inmueble se agrava. Está a la vista de quienes disfrutan de ese paseo público.
Originariamente el inmueble tuvo como finalidad la guarda de las distintas herramientas que utilizaban quienes cumplían tareas en la vieja cantera que dio origen al anfiteatro. También, y más acá en el tiempo, funcionó como depósito de los elementos del personal municipal que se ocupaba del mantenimiento del Cerro.
Posteriormente, y ya en la década del 60 luego de ser reacondicionada, cobró vida durante la realización de los Festivales del Canto y A Lonja y Guitarra. Al dejarse de lado la realización de dichos espectáculos dejó de cumplir dicha finalidad.
Luego funcionó durante varios años como sitio gastronómico hasta que se dejó de lado la concesión por parte del Municipio. Hubo un llamado a licitación y propuestas presentadas al Departamento Ejecutivo (gastronómicas, culturales y recreativas) para darle vida nuevamente al lugar, pero no se concretó ninguna de ellas.
Mientras tanto, el edificio luce en pésimas condiciones por falta de un adecuado mantenimiento, por un lado, y por hechos vandálicos, por otro.
El Diario recorrió el lugar. El deterioro es palpable en la mampostería, vidrios de las ventanas destrozados (con los dedos de una mano se pueden contar los que están sanos), chapas que se desprendieron del techo y el tanque de agua de la correspondiente cañería, abunda la suciedad y hay un acceso descubierto a través de una de las amplias aberturas donde se encuentra el fogón, a la cual se le retiró la madera que la cubría. A todo esto se le suman múltiples inscripciones con pintura.
Fue en 2015 cuando “La Pulpería” dejó de funcionar como sitio gastronómico al rescindírsele el correspondiente contrato de concesión la empresa a cargo del servicio.
Luego aparecieron algunas opciones tales como hacer un nuevo llamado a licitación e incluso hubo representantes de instituciones interesados en darle vida al lugar. Pero el Ejecutivo no tomó decisión alguna.
Mientras tanto, el tiempo pasa y el edificio público es fiel testigo de un presente doloroso.
