Fernando Andrade, más de 40 años ligado a la ecofisiología de los cultivos
“Estoy terminando un libro que me financió Maizar, sobre Ecofisiología de maíz y sigo trabajando con estudiantes, es decir tengo actividades para continuar con cosas que me gustan mucho, asi que esta es una buena nueva etapa”, dice el reconocido ingeniero agrónomo Fernando Andrade, un referente de peso en ecofisiología de cultivos, muy lejos de retirarse de la actividad como señalan los tiempos administrativos.
Nació en la ciudad de Buenos Aires, pero debido al trabajo de su padre, se trasladó desde muy chico a Punta Alta en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde sintió gusto por la naturaleza. De regreso a la gran cuidad cursó la secundaria en el colegio Guadalupe en Plaza Güemes, en el barrio de Palermo y durante el quinto año hizo el ingreso a ingeniería en el conocido edificio estilo gótico de la avenida Las Heras.
Pero cuando llegó el momento, primó su gusto por la naturaleza y el campo y eso lo llevó a estudiar en la Facultad de Agronomía de la UBA, y se recibió de ingeniero agrónomo con Diploma de Honor en 1980. “Y no me arrepiento, creo que cualquier carrera que hubiese hecho me hubiera dedicado a la investigación, me gusta esta actividad y agronomía me dio un marco muy lindo para trabajar”, asegura.
También señala que “cuando terminé la carrera sentí que había mucho empirismo en muchas de las materias y yo necesitaba profundizar más en la funcionalidad, en los procesos y mecanismos que determinan el crecimiento y rendimiento de los cultivos y eso me llevó a estudiar en Estados Unidos. Para ello, envié mi currículum a varias universidades y por el tema económico busqué en la Universidad de Iowa que era buena y no era de las más caras”.
Allí completó su máster y el PhD. en Fisiología y Manejo de Cultivos (Iowa State University, 1984) con el apoyo de becas logradas, primero una de la UBA y otras de los Estados Unidos. “Lo único que tenía para ir a Estados Unidos era un cargo de ayudante ad honorem en la cátedra de cereales, FAUBA, donde trabajaba con los ingenieros Ezequiel Fonseca (quien me dio una mano muy grande), Amaya y Corona, entre los años 1979 a 1981. Esos primeros meses a mediados de 1981, fueron muy duros porque no tenía muchos recursos, además estaba con mi esposa Mercedes Rebaudi, recién casados”.
Allí estudió el funcionamiento de los cultivos en su relación con la producción y cómo dicho funcionamiento es afectado por el ambiente. Aclara que no se trata de fisiología vegetal, sino de cultivo porque interesa la producción. “Yo quería funcionalidad y me interesaba entender procesos, mecanismos”, afirma
Comienzos en el INTA
En Estados Unidos conoció gente del INTA, que de regreso a Argentina lo contactó para ingresar a la institución a principios de 1985. Y también lo hizo en la Facultad de Agronomía que pasó a dedicación simple cuando ingresó al INTA. “Al poco tiempo me contactaron los ingenieros Néstor Darwich y Ángel Berardo para dictar el flamante curso Ecofisiología de cultivos en el post grado que se dictaba en la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce y al poco tiempo me trasladaron, desde Castelar donde estaba, al INTA Balcarce donde comencé a tener estudiantes y a enseñar e investigar”.
“A través de mis estudiantes de post grado, cuando volvieron a sus distintas unidades de trabajo en distintas experimentales, universidades o empresas en distintos lugares del país, conformamos una amplia red virtuosa de eco fisiólogos”.
En el año 2005 pasó a ser coordinador de un área estratégica del INTA que es “Ecofisiología vegetal”. "Era un trabajo que pensaba no aceptar porque lo que me gustaba era la investigación y la docencia, pero este era un cargo de gestión. En esos días, Antonio Hall estaba como jurado de una tesis o algo por el estilo y fue quien me recomendó que aceptara para ayudar a todos los estudiantes que habían pasado por Balcarce y que estaban distribuidos en distintos lugares del país y me pareció una excelente idea, acepté y ejercí la tarea por casi 10 años”.
Así se consolidaron grupos con personas que habían estudiado en Balcarce, o en la UBA, o en alguna otra universidad, se conformaron grupos en el NEA, en el NOA o sea en zonas más periféricas, de manera que con el apoyo de equipamiento, recursos y de algunas becas asignadas, se construyó una red muy amplia de ecofisiólogos en todo el país.
Hoy el área se transformó en un programa de agroecosistemas y ecofisiología vegetal y en una red de ecofisiología vegetal, que inicialmente comenzó en el 2005 como un área estratégica de ecofisiología vegetal de INTA. Muchos de sus estudiantes de post grado luego tuvieron discípulos y como ejemplos Andrade cita a María Elena Otegui, que tiene una enorme cantidad de discípulos, Sergio Ward, Octavio Cavigilia, Alfredo Cirilo, Claudia Vega son ejemplos que trabajan en distintos lugares del país.
EN LA UNIDAD INTEGRADA BALCARCE
La Unidad Integrada Balcarce que componen la Estación Experimental Balcarce, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y ahora que se sumó el CONICET a través de una unidad ejecutora, es un lugar para trabajar de manera ideal por la convergencia que hay entre investigación, docencia y extensión con sinergia entre estas actividades.
Todo ello constituye una sinergia ideal para el trabajo en agronomía en el modelo interactivo de innovación en donde, la investigación, la extensión y la comunidad, interactúan para lograr progresos en la innovación en la agricultura. Ese modelo interactivo supera a la oferta de la ciencia que muchas veces no ataca problemas o no genera soluciones a los problemas de la producción.
A ello se le antepone el problema de la demanda, la cual sino contempla solidez disciplinaria, se llega tarde o con soluciones incompletas o inadecuadas a los problemas.
En los últimos 30 años Andrade ha sido director de 50 estudiantes de postgrado (Magister y Doctorado) y 7 investigadores de Conicet. Algunos de dichos estudiantes son hoy reconocidos referentes en temas de su especialidad. "Hay ecofisiólogos por todo el país gracias a la UBA, a Balcarce y es algo que la red de INTA de Ecofisiología vegetal ha logrado, y con Alfredo Cirilo hemos tenido mucho que ver en eso", señala. En su lista de alumnos los hay de Australia, Brasil, Chile, Cuba, España, México, USA, Japón, India, Paraguay Uruguay, Ruanda, Mozambique, además de muchas provincias argentinas.
MAXIMA DISTINCION
En ocasión de recibir el premio Investigador de la Nación Argentina en el 2020, el cual se selecciona para distinguir a uno entre todos los premios Houssay a la Trayectoria otorgados, sus alumnos le dedicaron un sentido homenaje que se puede ver en el link https://www.youtube.com/watch?v=di9xvxaLCxQ&t=202s . El profesor Andrade no deja de señalar que “los grandes responsables de lo que he logrado son mis alumnos que me transmiten sus ideas, su entusiasmo, su trabajo y sus esfuerzos”.
Entre los numerosos premios y distinciones recibidas por el profesor Andrade, podemos señalar el Testimonio a la Trayectoria académica de Clarín Rural, 2008 y el Premio Antonio Pires de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria 2011. Es miembro correspondiente de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.