Esperanza y Fe, la experiencia de la Peregrinación a Luján

Esperanza y Fe, la experiencia de la Peregrinación a Luján

El pasado fin de semana se llevó a cabo la 50ª edición de la Peregrinación a Luján y más de 100 balcarceños partieron desde la Parroquia «San José» hacia Liniers, para luego comenzar la peregrinación hasta Luján, donde los esperaba la figura de la Virgen, catalizadora de la esperanza y la Fe.

Acerca de la experiencia, las vivencias y el viaje, el Padre Pablo Etchepareborda, párroco de la Iglesia «San José» y Andrea Cazanave, quien formó parte de la Peregrinación a Luján, brindaron más detalles de un momento, que más allá de que pudo ser cansador, renovó la Fe.

En primer lugar, el Padre Pablo, expresó: «arrancamos este año a organizar este viaje y la repercusión fue increíble. Llenamos tres micros, con la posibilidad de llenar uno más. Y así nos fuimos preparando. Así partieron los transportes el viernes con toda una coordinación y organización muy bien preparada en conjunto obviamente con la diócesis de Mar del Plata, porque pertenecemos a ella. Ya en Liniers comenzó la caminata, que yo iba siguiendo a través de WhatsApp».

LA EXPERIENCIA

En rigor y sobre la experiencia, Andrea manifestó: «solamente hay que vivirla. Es una peregrinación muy larga. Fue dura, porque hacía mucho calor. Fueron 70 kilómetros para llegar a Luján. Acompañamos a cada uno de los peregrinos que fueron. Salimos 180 personas para allá. Todos fuimos con nuestras expectativas, con las oraciones, con todas las intenciones que teníamos para llegar a la Basílica. Fue muy duro porque el calor se hizo sentir, el cuerpo empezó a doler, las ampollas aparecieron y nos fuimos acompañando entre todos: tanto en los puestos sanitarios como con el grupo de apoyo. Teníamos una enfermera, un grupo de jóvenes y un matrimonio que fueron nuestro sostén durante todo el camino. Era llamarlos y decirles que alguien precisaba ayuda y ellos estaban ahí esperándonos».

El camino tuvo su sacrificio, ya que, indicó Andrea caminaron por una gran cantidad de horas unos cuantos kilómetros, como caracteriza a este tipo de actividades religiosas: «hubo personas que hicieron el camino normalmente y otras que terminamos con algún tipo de dificultad, hicimos alrededor de 20 horas. Igualmente de Liniers a Luján tenías cinco paradas y cada persona podía optar por subir al micro y retomar en otra parada o directamente ir a la Basílica».

Del mismo modo, Andrea agregó: «fuimos unidos en comunidad para poder cumplir el objetivo individual que cada uno tenía. Más allá de eso que es una anécdota, las cosas a mejorar y las dolencias de cada uno, llegar a la Basílica, lo es todo. No importa si es caminando o en micro, ver esa imagen que brilla, que te da ese calor y esa luz, lo es todo».

Relató Andrea que y como adelantó también el Padre Pablo, la delegación llevó una bandera con intenciones: «dejamos la bandera al pie del altar para todas aquellas personas que no pudieron llegar y quisieron estar presentes en esta peregrinación».

«EMOCIONANTE»

Andrea catalogó la experiencia como «emocionante». «Cada uno va a ese lugar con todas sus intenciones, con su agradecimiento, para renovar la Fe a Nuestra Madre y el cuerpo deja de doler. Sólo el alma se abre al abrazo con María».