Después de 42 años, egresados de la Escuela Nº 9 compartieron un emotivo reencuentro

Después de 42 años, egresados de la Escuela Nº 9 compartieron un emotivo reencuentro

Un reencuentro que se hizo esperar pero valió la pena. Después de 42 años, doce egresados de primaria, de la promoción ‘81 de la Escuela Nº9 “Hipólito Yrigoyen”, se reunieron en su querido establecimiento para rememorar viejas épocas. Historias, anécdotas, sonrisas y lágrimas le dieron matiz a la particular reunión que les llevó alrededor de un mes y medio concretar. Los organizadores, Abel Zequeira junto a su excompañera de salón, Miriam Campo, dialogaron con El Diario y compartieron sensaciones de la emotiva jornada.

“Miriam me propuso juntar a todo el grupo de egresados del ‘81 de la Escuela Nº 9. Cuando me lo propuso no dudé, gracias a Internet y las redes sociales nos fuimos ubicando, la comunicación con los chicos empezó hace un mes y medio más o menos. Nos comunicamos con 16 alumnos en total, y vinimos 13, más que contentos de estar juntos con los chicos”, comentó Abel.

“Un lindo momento para reencontrarse y también rememorar anécdotas, es la primera vez después de 42 años que nos volvemos a encontrar. Algunos lamentablemente ya no están, otros no pudieron venir, pero la mayoría estamos acá. Hemos contado nuestras vivencias después de tanto tiempo sin vernos, una vida prácticamente”, señaló Miriam.

Abel relató que se fue de la ciudad en 1989 para iniciar sus estudios en La Plata. “No los veía desde esa época, imaginate. Hace poco menos de dos meses surgió esta linda idea de unirnos, es lindo recordar momentos de nuestra infancia”. Abel reveló que uno de los recuerdos que guarda con mayor cariño es un cuento que siempre les narraba una de sus maestras. “Siempre nos leía el cuento “Chiquito, el pichón”. Chiquito era un pájaro que se dedicaba a cuidar la tierra y al resto de los pajaritos, sembraba, cultivaba. El pájaro tenía su nido formado, y ahí cuidaba también de sus crías. El cuento nos enseñaba a cuidar mucho las cosas, y ese mensaje nos quedó desde chiquitos, es algo que recordamos junto a mis otros compañeros”, afirmó Abel.

“Después tenemos anécdotas de cada uno de nosotros, como las de Sergio, que era un personaje”. Sergio Garrido era quien llegaba primero a tocar la campana, en las fotos del reencuentro se lo puede ver con el pequeño cencerro. Al día de hoy continúa con el mismo desparpajo, despertando como en aquellas épocas, la carcajada de sus compañeros.

Más tarde compartieron un asado en la casa de una compañera. Miriam: “La mayoría de los chicos están viviendo acá, en mi caso viajé de Mar del Plata junto a dos compañeros más, Abel por su parte vino de La Plata. Abel confesó que tiene planeado volver a vivir a Balcarce. “Me tira un poquito volver a la ciudad, de todos los recuerdos que me llevé en la mudanza, estaban ellos”, expresó señalando a sus compañeros con una sonrisa. “Entre esos recuerdos hay un pergamino con todas nuestras firmas y fotos”, agregó.

Abel y sus compañeros se tomaron el tiempo de recordar a los compañeros que ya no están, Claudia Farías, Gustavo Basterrechea y Julio Taborda. “Dentro de todo éramos un grupo tranquilo, pero siempre había alguno que daba la nota”, exclamó Miriam entre risas. Tampoco quisieron olvidarse de las maestras que le fueron marcando el camino desde tan chicos, María Elena Bauer, Marta Concaro, María Elena Oveja Smith y su directora, Delia Ciarrapico de Teijeiro. “Y no me quiero olvidar de Irene Echeverri, la portera que nos servía la leche todos los días”, agregó Miriam.

Miriam y Abel no solo fueron compañeros de banco todos esos años, sino también pareja de baile en muchas de las presentaciones y actos que se hacían en el colegio. “Acá en este salón se armaba un escenario y bailábamos folclore, todavía mantienen el mismo piso, mirá. En los malambos teníamos que hacer sonar el zapateo para que todo el público pueda escuchar, no era fácil. Son recuerdos que nunca se olvidan y quedan en nuestro corazón. En este reencuentro a más de uno se le cayó una lágrima, porque pasó todo una vida. Ya estamos grandes, algunos con familia, hijos, hasta nietos, volvernos a juntar es una emoción muy grande para nosotros”, concluyó Miriam.