De la tierra al corazón, los alumnos iniciaron la siembra solidaria de zapallos
Una mañana luminosa y ventosa -como toda primavera que se precie- ofreció el marco ideal para que los alumnos de la Escuela Agraria San José iniciaran una nueva siembra de zapallos, en un proyecto solidario que lleva años de continuidad y que involucra a docentes, familias y agricultores locales. Entre surcos recién marcados y manos pequeñas sosteniendo semillas, se vivió una experiencia que mezcló alegría, aprendizaje y valores comunitarios.
Andrea Silva, representante legal de la institución educativa, celebró la energía contagiosa de los estudiantes: "Estamos muy contentos porque se replica en los chicos esa alegría de estar haciendo actividades al aire libre, de saber que están plantando una semilla. Ya tienen experiencia, porque se acordaban del año pasado, incluso los más chiquitos. Era un pasito, una semilla, otra tapa y da gusto que esa siembra que hacen los pequeños quede".
Silva destacó además el carácter comunitario del proyecto: "Es una acción solidaria que hacemos con los Agricultores Unidos todos los años, con colaboración de mucha gente que dona la semilla y participa desinteresadamente. Los profesores de Huerta y Vivero, Marisa Gonzàlez y Juan Paggi, trabajaron para explicarles el proceso, que sepan que es un ciclo de vida que tiene como finalización una cosecha. Los chicos van a volver y el zapallo va a estar, porque las acciones del verano las hacen los agricultores".
APRENDIZAJE EN SILENCIO
La atención de los chicos durante las explicaciones llamó la atención de todos los presentes. Marisa, docente de Huerta, lo explicó con naturalidad: "Tenemos experiencia con Juan, todos los chicos salen a trabajar a la huerta, así que algún inicio tienen desde muy chiquitos. Siempre les encanta trabajar, les encanta salir, y siempre son muy respetuosos. Cuando vienen acá ya tienen algo previo hecho en el colegio".
Para Juan, trabajar la tierra trasciende lo técnico: "Sembrar no es solamente la siembra en sí. Intentamos transmitir el amor a la tierra, porque es la que nos sostiene y está en riesgo ambiental. Más allá de los conceptos técnicos, buscamos que aprendan a querer la tierra para aprender a cuidarla".
UNA HECTÁREA Y MEDIA DE SUEÑOS COMPARTIDOS
La jornada continuó con la presencia de Guillermo Lombardo, secretario de la Asociación de Agricultores Unidos, quien acompañó la actividad desde los primeros surcos. "Es una hectárea y media de sueños, de ilusiones. Un nuevo surco que se abre es una nueva esperanza en el campo", expresó.
Lombardo detalló que la siembra tiene un "doble propósito": alimentar y ayudar. "Además del producto para nuestras mesas, acá es un proyecto solidario. Pusimos zapallo verde, zapallo de tronco, el que comemos en casa. Va a estar para enero o febrero y siempre Rendino, uno de los agricultores, viene a juntarlo una vez por semana y lo lleva al Patronato para que pueda ser consumido. Como los chicos no están en la escuela en ese momento, el proyecto solidario arranca desde la primera cosecha".
El director de la Escuela Secundaria Agraria San José, Pablo Vergara, también celebró la experiencia vivida. "Disfrutamos de una jornada increíble y de todo lo que no se ve pero se saborea de este trabajo", señaló.
Para Vergara, el valor de la actividad va mucho más allá de la siembra: "Primero está el trabajo de los chicos, que realmente lo disfrutan. Y después está la acción solidaria, que es lo que buscamos impulsar: que sean más empáticos con su prójimo. Cada uno puede contribuir con un granito de arena y entre todos hacemos un gran desierto".
"El fruto que va a dar la semilla es importante, pero también la enseñanza: la solidaridad, el abrazo a un montón de cosas dentro de una pequeña semilla. Esta jornada no termina hoy, va a durar siempre en los chicos", reflexionó. Y agregó: "La semilla es vida, es un ciclo que ellos aprenden técnicamente, pero que también es el ciclo de su propia trayectoria. Qué mejor que puedan asociar ese ciclo con su relación con el otro".
AGRADECIMIENTOS Y COMPROMISO COMUNITARIO
Antes de finalizar, Lombardo sumó un agradecimiento especial: "Queremos agradecer a quienes nos acompañan siempre y a quienes hacen posible este proyecto. A José Luis Novello, que todos los años colabora con la semilla o se preocupa por conseguirla, a muchos que aportan semilla casera y al señor Daniel Di Iorio, dueño del predio, que desde el año pasado decidió no cobrar el alquiler y sumarse al proyecto solidario. Somos muchos y por eso esto se puede llevar adelante".
La jornada cerró con los agradecimientos a los docentes, a los agricultores y a todos los que levantan la bandera de la solidaridad y la enseñanza. Ahora, solo queda esperar que el clima acompañe para que, dentro de unos meses, los chicos puedan volver a ver crecer lo que hoy sembraron con sus manos y con su corazón.
