Armando Poblet se despide tras 34 años en la Escuela Secundaria N° 3
Después de 34 años dedicados a la educación, Armando Poblet, exdirector de la Escuela Secundaria N° 3, se despide de las aulas. Durante más de tres décadas, acompañó el crecimiento de la institución, vio multiplicarse el número de estudiantes y fue testigo de transformaciones que hicieron de la escuela un espacio más inclusivo y democrático.
“Llegando a un fin, a un cierre de etapa de cuántos años dentro de la educación… creo que son 34 años”, recuerda Poblet, repasando su trayectoria.
“Es necesario siempre que aparezcan nuevos aires, otras miradas, otro tipo de gestión. La suerte enorme que yo tengo es que acá hay un equipo que ha llevado adelante la escuela durante todo este tiempo, que realmente es un lujo porque son profesionales muy comprometidos. Eso es muy importante para cualquier institución educativa”, agrega.
ENTRE ALEGRÍA Y NOSTALGIA
Al hablar de lo que significa dejar la dirección de la escuela, Poblet admite que es “una cosa medio extraña. La escuela nos constituye, lo que elaboramos en el sistema educativo nos constituye y nos pasa toda la vida. Hemos pasado nosotros acá adentro y nos hemos llevado, digamos, todas las circunstancias que entrevistan a cualquier persona, y uno lo atraviesa acá en la escuela con los chicos”.
Confiesa que la despedida es “una mezcla rara porque es alegría, porque francamente es alegría… y ya nostalgia, porque el afecto de los chicos, la familia, son cuestiones muy importantes y que uno ha vivido a diario. Muchas veces uno entra con una sonrisa y se va con una sonrisa. Podrá haber algún dolor de cabeza también, claro, pero de vez en cuando… pero son los menos, vos sabés que son los menos. Yo creo eso, son los menos. Y bueno, hay un momento que hay que correrse, hay que correrse necesariamente, y realmente es mucho de dulce”.
LA EVOLUCIÓN DE LA ESCUELA
Poblet reflexiona sobre los cambios en la institución: “Cuando yo empecé a trabajar aquí hace 30 y pico de años, era una escuela de 400 estudiantes. Hoy estamos frente a una escuela de 1.365 chicos”.
Destaca que el crecimiento no es solo numérico: “Este crecimiento indica que ahora hay gente en la escuela que antes no estaba. La escuela es mucho más democrática que la que yo encontré, y eso también es un hecho positivo”.
Subraya que la escuela hoy permite apropiación y participación: “No es una estructura rígida donde alguien impone pautas y el resto cumple; es una escuela donde cada cual construye su identidad en función de sus propias creencias y pareceres. Los profesores, los estudiantes y la familia se apropian de la escuela”.
LO QUE SE LLEVA Y LO QUE DEJA
Sobre lo que se lleva de estos años, Poblet dice: “Lo que me llevo es el cariño de los pibes. Ese afecto es un valor muy importante, se vive en todos los escenarios, desde las clases hasta la estudiantina y ahora con el picnic que organizamos porque se había hecho el día de la primavera y cayó domingo y no pudimos hacerlo antes”.
Respecto a lo que deja, afirma: “Dejo muy buenos compañeros y compañeras, gente que reconoce el trabajo del otro. Eso es recontra importante y me llena de satisfacción”.
Aunque deja la rutina diaria de la escuela, seguirá vinculado a la educación: “Tengo dos trabajos, siempre decía yo, porque con uno solo no alcanzo. Formo parte de los equipos técnicos regionales que armamos capacitaciones para docentes, así que de eso continuaré trabajando. Vamos a tener más tiempo, pero el tema es empezar a poner la cabeza en ese otro tipo de cuestiones, seguir leyendo, estudiando, preparando clases para los compañeros y compañeras docentes, y seguir pensando en la escuela con otros”.
ASIGNATURAS PENDIENTES Y CONTINUIDAD
Poblet admite que hay objetivos que quedaron pendientes: “Hay veces que cuando uno está en la gestión hay respuestas que no se han podido dar. Esas son las asignaturas que quedan pendientes, pero no tengo la menor duda de que quienes forman este equipo de trabajo y que van a tener la continuidad ahora las van a poder cumplir enormemente”.
DESPEDIDA CON AFECTO
El día de su retiro estuvo marcado por un recreo especial, con un picnic compartido entre los estudiantes y el personal docente. “Ahora nos toca despedirnos del turno mañana, y después del turno tarde”, comenta Poblet.
“Es muy difícil pensar que hay un quiebre. Uno pasa por la escuela para toda la vida”, reflexiona. Su mirada mezcla satisfacción, afecto y esperanza de que la institución siga creciendo bajo nuevas gestiones.
Finalmente, agradece a la comunidad: “Gracias a los medios por haber estado siempre cerca de la escuela, cerca de nosotros, y por permitir comunicar esto a nuestra familia. Como verán, es una escuela muy grande, con mucha vida y mucha historia. Bueno, muchas gracias. Demasiado quizás. Gracias”.
