Reducen, golpean y roban a un matrimonio en su hogar
"Vemos que estas cosas suceden a diario pero nunca pensamos que nos iba a tocar a nosotros". Así definieron Antonio Antonelli y Graciela, su esposa, la difícil situación que atravesaron ayer al ser asaltados en su domicilio.
Todo comenzó alrededor de las 9 de la mañana cuando sonó el timbre en el domicilio de calle 30 entre 11 y 13.
Graciela atendió a un joven que le manifestó que iba de parte de un conocido (dio incluso su apellido), por lo que la mujer abrió la puerta. Un empujón la hizo ver que la realidad estaba muy lejos de lo que en principio parecía. Era un robo.
Tres sujetos jóvenes, a cara descubierta y sin portar armas ni dar muestras de estar bajo los efectos de estupefacientes, irrumpieron en la casa y redujeron al matrimonio.
El reclamo era por demás claro, querían dinero. Antonio intentó resistirse pero fue en vano, hubo golpes e incluso la amenaza de cortarle el cuello con una cuchilla que habían hallado en la cocina.
En medio de ese maremágnum mientras Antonio y Graciela fueron atados en el dormitorio (en la planta alta de la casa), uno de los malvivientes se encargó de revisar de punta a punta los ambientes de la vivienda generando a su paso un profuso desorden.
Así lograron alzarse con unos $ 6.000 que era todo el efectivo disponible del matrimonio y tras cerrar con llave por fuera la puerta de la habitación donde quedaron atados Antonelli y su mujer, los delincuentes huyeron.
Las malas condiciones climáticas jugaron a favor de los desconocidos, ya que no había gente en la calle, por lo que pudieron huir sin ser vistos.
Luego de varios minutos y no poco esfuerzo Antonio logró zafar de las ataduras, desató a su esposa y levantando la persiana del dormitorio comenzaron a pedir auxilio hasta que fueron escuchados por una vecina que avisó a los hijos de los damnificados.
La pronta llegada de la Policía, el abrazo con los hijos, el auxilio de personal del Hospital que constató que no tenían problemas de salud salvo el estado de nerviosismo y el relato de lo sucedido fueron lentamente aliviando la tensión inicial.
"Son momentos en que uno no sabe que hacer. Me dijeron que no eran de acá. Uno de ellos dijo que había salido hace poco de prisión… pero no sé cuanto había de cierto. Intenté enfrentarlos pero me redujeron y uno agarró una cuchilla y me la pasaba por el cuello amenazando con matarme. Yo le decía -¡dale matame de una vez…!- fue todo una locura…" narraba Antonio.
Después fue el tiempo de revisar la casa, ordenar y ver lo que faltaba. Un cuchillo de plata, $ 6.000 y el dolor e impotencia de haber atravesado una situación extrema fueron el saldo de una mañana de terror para Graciela y Antonio.
Personal de la Policía Comunal tomó intervención en el hecho y comenzó el proceso de investigación en procura de su esclarecimiento.