Nito lescano: un actor multifacético que lucha por mantener la risa y la inocencia

Nito lescano: un actor multifacético que lucha por mantener la risa y la inocencia

El 10 de marzo próximo, el actor balcarceño Nito Lezcano estará presentando en el Teatro Municipal «Luis Conti» la obra «Esperando el lunes» de Carlos Alsina. El espectáculo narra la historia de un joven y un anciano, que por casualidad se encuentran todos los lunes a hablar de la vida y sus problemas desde ambas perspectivas. «Es una obra para todo público, porque habla de todo lo que nos pasa cuando estamos creciendo y los miedos de la adolescencia», comentó Lezcano a El Diario.

El espectáculo comenzará a las 21, las entradas ya están en venta en la boletería del Teatro y además se pueden reservar comunicándose a los números: 2266 525728 y 2266 538480. «Es un texto muy poético y que tiene un final que no te deja claro que es lo que pasó, el mensaje final lo cerrás vos y eso es lo interesante» agregó.

Si bien Nito incursionó en el teatro con obras corales y unipersonales, manifestó que desde sus inicios siempre permaneció en constante movimiento. Explorando otras aristas que se desprenden de la actuación, como por ejemplo el cine, programas de tv infantiles y una serie web que lanzó junto a un grupo de amigos. Incluso se aventuró en el mundo de la literatura. «El año pasado pude imprimir dos libros de mi autoría, «Noche de estreno» que ya lo había presentado en 2020 en formato virtual y «El Rito». Para mí fue un desafío interesante que sale de la actuación, siempre está bueno explorar algo distinto». El actor balcarceño también participó como clown y mimo –sus dos facetas con más recorrido - en diferentes eventos como la Fiesta del Postre, del Automovilismo y Ferias del libro. «Siempre mi objetivo fue buscar qué es lo que me hace feliz», afirmó Lezcano. 

ENCONTRANDO LA VOCACIÓN

Nito descubrió el mundo del teatro a sus ocho años, señaló que ahí estaba su lugar. «De chico era muy fantasioso, recuerdo siempre estar contándoles historias a mis compañeros. Es un rasgo que nunca perdí, quizás otra persona lo hubiese sepultado al ver que los demás se burlan o se ríen, pero yo lo disfruto».

«Arranqué en ‘La Comedia del Social’, con Sandra Bruschetti, hacíamos teatro con chicos con discapacidades y teníamos teatro comunitario. Ahí no había adolescentes por un lado y adultos por otro, era todo un mismo grupo de diferentes edades en donde hacíamos distintas obras. Fui a seguir mis estudios en Tandil, allá trabajé en un centro de actividades infantiles».

«En el último año de primaria escribí una obra en la que actuaron mis compañeros, sin saber lo que me esperaba como director en un futuro, lo hice por el hecho de hacer. Con el tiempo, después de sumar bagaje dentro de la actuación, experimentás de otra forma  un espectáculo. Ya conocés los detalles y los recursos que se utilizan en una obra, antes lo veías con otros ojos, hoy ya se pierde un poco la magia». 

Nito es docente de primaria y jardín, y siempre buscó a través de la actuación  que los chicos conozcan el teatro. «Trabajar en espacios no convencionales como el centro de actividades infantiles genera una distancia con la escuela formal, pero a su vez te permite trabajar distinto. Llevar a chicos de la escuela que no conocen el teatro, ver sus caras sorprendidas y que te pregunten cosas de la función es muy gratificante para un actor. Eso en la escuela no sé si pasa, tenés que buscarlo por otro lado».

El actor balcarceño sostuvo que el teatro tiene características que les permiten a los chicos trabajar el aspecto social que la tecnología de a poco va limitando. «El teatro es el contacto con el otro, se comparte con la familia, con amigos, estás constantemente escuchando las voces y las risas del público». Estas cosas son las que me atraen de mis dos profesiones y siempre estoy en disputa, ‘¿soy docente, soy actor?’. Lamentablemente muchas veces mi faceta de actor queda relegada, por el tiempo y por lo monetario. No puedo vivir de la actuación».

TALLER DE TEATRO

«La propuesta del taller llegó por parte del subsecretario de Cultura, Gustavo De Gerónimo, hace seis años. En esa época se hacía en la Sociedad de Fomento, íbamos a escuelas que no tenían teatro a presentar nuestras obras. Hace un tiempo tuve, en el multiespacio Orange, mi escuela de teatro durante dos años. A diferencia del taller de teatro, que tenía otra estructura porque pertenecía al área de Cultura, podía tomar mis propias decisiones. La parte de dirigir es la más completa, es la mirada global de lo que yo pienso que se debería ver en escena. El actor tiene el trabajo de interpretar lo que le pide el director y que a su vez se vea orgánico y real. Todos los roles dentro del teatro son complejos y son necesarios».    

«La vocación siempre estuvo ahí y siempre disfruté estar en el escenario, sobre todo de la risa del público. Siempre digo que entre la comedia y la tragedia me quedo con la primera, me gusta más y la disfruto pero también es muy complejo lograr que la gente se ría. La búsqueda es encontrar en mí qué cosas sirven a la hora de subir al escenario. Eso también es el trabajo de la escuela de actuación, ahí empezás a darte cuenta de cosas que tenías adentro pero que nunca las viste y las encontrás en tus personajes. Mostramos lo que solemos hacer en la vida real, el aspecto universal del teatro es entender que todos tenemos todo el tiempo un conflicto, ya sea interno o externo, pero que está ahí. El teatro sirve para hacer una catarsis, cualquier campo artístico nos permite escaparnos, pero al mismo tiempo mostrar eso que nos duele».

Lezcano admitió que después de un tiempo, la rutina no le permitió disfrutar de la dirección. «Todos los docentes planteamos la escuela de teatro de la misma manera, damos clases todo el año y al final hacemos la muestra, llegó un momento en que costaba romper con la rutina».

DESAFÍOS

Nito afirmó que el formato más desafiante dentro del teatro resultó ser el de la improvisación. Su obra más recién  bajo esa modalidad fue «Improvistos», la cual protagonizó acompañado de Silvia Verdina y Belén Tambascio. «Si bien era un desafío, era lo que yo siempre estuve esperando. Empezamos a hacer improvisaciones en la plaza, ahí descubrir eso que siempre estuvo en mí, empezar a crear personajes de la nada».

«En enero pude crear mi primer espectáculo unipersonal de improvisación, soy solo yo en el escenario armando y desarmando historias a partir de lo que me pide la gente. Lo hice con los miedos lógicos, el temor del actor es no tener un compañero o un texto donde aferrarte, es como tirarte al vacío. Ahí surgen las dudas pero también todo lo que uno tiene adentro, tu experiencia de vida, lo que consumís, lo que ves y escuchas».

«El actor es un gran curioso, se mete en muchos papeles para interpretar vivencias. Hoy soy un ferretero y mañana soy Romeo de «Romeo y Julieta». También es importante hacer un trabajo de investigación de cada personaje, estar en los detalles, preguntarse la forma en que vivían, como gesticulaban como hablaban, como vestían», expresó el artista.

«Yo siempre interpreté a mis personajes con mucha entrega y les tengo mucho cariño. Hay dos que hago siempre, Tintín, mi clown, ahí es donde más niño soy, y Floro el mimo, un personaje que me permite jugar desde otro costado, el lenguaje corporal. Hay nenes que son muy tímidos y les cuesta comunicarse, el lenguaje corporal es un vehículo para llegar a ellos y eso le permite interactuar desde otro lado», comentó  Nito, quien  acompaña desde hace varios años a la gente de Ampliar Balcarce en eventos de concientización para niños.

SU CONEXIÓN CON LOS CHICOS

Por último, Nito hablo sobre su relación con los más chicos y su capacidad innata de llamar su atención y sacarles una sonrisa. «Soy un niño grande, lucho por no perder mi infancia. La mayoría perdió el juego, la risa fácil y la inocencia. En este mundo tan duro es fundamental no perder la inocencia, y más cuando trabajas con nenes. Ser inocente significa que haya ingenuidad en algunas cosas obviando otras que sabemos que están. Ya sabemos que hay cosas feas, pero también hay muchas lindas en el mundo que olvidamos o que aún no hemos descubierto.

«Cuando estoy dando una clase, sobre todo con los chicos de jardín, soy un nene más. Con autoridad, pero disfrutando de hacer caras, de tirarme al piso, de todo lo que un maestro quizás no puede. Habría que deconstruir nuestro ser y permitirnos ser niños, ellos no tienen prejuicios, van a tratar de jugar o hablar con vos sin importar por qué y eso es importante. Creo que a la sociedad le falta ser un poco más empático, como lo son los niños».

«El clown teatral tiene un poco de eso, de jugar con la inocencia y la literalidad de las palabras. Hay mucho juego ahí, salís con cosas que el público no espera, hay un montón de aspectos que te acercan al mundo infantil. Muchos dicen, ‘ah es un payaso que canta, baila y ya está’, pero es difícil mantener la atención de un chico durante toda la función, y no es solo eso, sino que entienda el mensaje que estas dejando», concluyó Nito.