Los hermanos Mancini: vocación de servicio, compromiso y valor
Nadie se los pidió, nadie los obliga, ellos lo eligen desde lo más profundo de su ser. Ante todo, son bomberos voluntarios las 24 horas de cada uno de sus días. Lo hacen porque así lo sienten.
Muchos, porque es lo que vieron y vivieron desde chicos. Como el caso de los hermanos Federico y Nicolás Mancini. Heredaron esa pasión por el cuartel y por ayudar al prójimo de su padre, el recordado y querido Antonio (“Tony” para los amigos”), que en 1974 se sumó al cuerpo de Cadetes.
“Nacieron en el cuartel”, dijo el presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios, Héctor Galella, cuando ante la prensa el pasado martes los presentó como los flamantes jefe y segundo jefe del cuerpo activo. Estos nombramientos fueron el resultado de las capacidades adquiridas como también por transmitir los valores que pregonan, entre otras cualidades evaluadas por los directivos de la entidad.
-¿Qué diría “Tony” si los viera, juntos, al frente de la Jefatura bomberil?
- Federico. Estamos viviendo un momento de mucha emoción por la historia familiar que hay detrás del apellido Mancini en la institución. Orgulloso tiene que estar nuestro padre, que va a todos lados con nosotros si bien no está físicamente. Nos guía desde su lugar para que tengamos una buena gestión y tomemos las decisiones correctas, como siempre lo hizo siendo padre. Somos bomberos voluntarios desde niños.
-Nicolás. Me sucede lo mismo que a Federico. Siento presente a mi padre en todo momento por lo que se vienen a la mente muchos recuerdos y vivencias.
Es un hecho inédito que dos hermanos desempeñen las funciones más importantes de la Jefatura del cuerpo activo.
-Federico. Las reglamentaciones para elegir al jefe y segundo jefe están establecidas sobre cómo hacerlo y las condiciones que cada uno debe reunir. El consejo directivo evaluó una terna de oficiales que reunían las condiciones necesarias y recayeron los nombramientos en ‘Nico’ y en mi persona en base a lo que hemos realizado dentro de la institución, que es nuestra segunda casa.
¿Cómo te sentís, Nicolás, secundando a tu hermano en la función para la cual has sido designado?
-Arrancamos cumpliendo un sueño: el de ser bomberos voluntarios. Y hoy, tener semejante responsabilidad, nos lleva a redoblar esfuerzos. Este es un equipo de trabajo y hacerlo de esa manera marca la diferencia. Existe un montón de tareas que no se ven puertas adentro como la capacitación, el entrenamiento y el mantenimiento de unidades, equipos e instalaciones. La familia de cada uno de los bomberos acompaña en todo esto porque le dedicamos a la actividad mucho tiempo, que no se recupera. El compromiso y la vocación es seguir trabajando por el bien de nuestra comunidad, brindando un servicio de calidad y eficiente.
-Los tiempos cambian pero la responsabilidad y los valores se mantienen inalterables. La comunidad está en constante crecimiento. ¿Cómo afrontan esta realidad?
- Federico. Estamos convencidos que dentro del rol de bombero, hay valores esenciales como el respeto, la responsabilidad, la voluntad y la transparencia. Son la base para el desarrollo como persona y como servidor público. Esto lo pregonamos permanentemente desde la Jefatura. En nuestra comunidad, el bombero cumple un importante rol social. Las demandas van cambiando y el cuartel demanda mucho de nuestro tiempo que le quitamos a nuestros seres queridos. Por eso agradecemos a nuestras familias porque nos apoyan y nos aguantan. Sin ese apoyo, esto no sería posible.
- ¿En ustedes se ve reflejado el recambio generacional en el cuerpo activo?
-Nicolás. Formamos parte de un grupo que ingresamos al cuartel en los noventa para transitar un sueño que se hizo realidad fruto de la preparación y la capacitación. Tenemos grandes desafíos como lo son el crecimiento demográfico de la comunidad, el cambio climático y las nuevas tecnologías. Nos tenemos que ir replanteando estrategias a la hora de actuar. El riesgo cero en bomberos no existe. El objetivo trazado es volver todos sanos a casa. Para eso nos formamos y nos capacitamos, con el respaldo del consejo directivo. Esa es nuestra línea de trabajo.
-¿Cómo es la articulación de la Jefatura con el consejo directivo?
- Federico. El trabajo, como dijimos, es en equipo. Esto involucra a los cuerpos activo, de reserva y directivos. Estos últimos constituyen un pilar fundamental porque nuestros proyectos se los planteamos a ellos y en la medida de las posibilidades, nos dan respuesta. Es digno de destacar el trabajo que hacen los directivos administrando los recursos para que nosotros nos podamos desenvolver en la parte operativa. Es en equipo como se hacen las cosas, pensando en el sostenido crecimiento de la entidad. Hay que seguir por este camino trazado por los pioneros basados en la responsabilidad y el trabajo. También quiero resaltar el rol de la escuela de Cadetes, que es importante. Nos vio nacer a nosotros como bomberos. Es la que forma a los futuros bomberos.
UNA VIDA MARCADA "A FUEGO"
El apellido Mancini es sinónimo de Bomberos Voluntarios. Su vida está marcada “a fuego”.
A mediados de la década del setenta, Antonio Mancini se sintió atraído por la entidad y se incorporó a la escuela de Cadetes.
Recordado como un hombre de bajo perfil, “Tony” llegó a convertirse en subcomandante. Fue un ejemplo entre sus pares.
Durante su trayectoria en el cuartel, contagió en su seno familiar el amor y el compromiso por servir al prójimo.
Hoy, su mujer Norma Susana Vega integra la actual comisión, y los hijos de ambos, Federico y Nicolás, ocupan los cargos de jefe y segundo jefe del cuerpo activo.
“Nosotros no sembramos este árbol que ya tiene setenta años pero tenemos la responsabilidad y el compromiso de mantenerlo y hacer que siga creciendo”, expresó emocionado Federico, en la charla con El Diario.
No dejó pasar por alto otro hecho que lo conmovió a su hermano y a él durante la asunción de los cargos: la presencia de los miembros del cuerpo de Reserva, además de los del cuerpo activo y directivos. “Eso significó -sostuvo- que las bases de la entidad siguen sólidas”.