La flexibilización se impone de hecho
Es un secreto a voces. En la ciudad hay comercios y actividades que, pese a no estar exceptuados al aislamiento por el Coronavirus, continúan siendo esenciales para muchos. Y de manera especial para los propietarios que no encuentran otra salida para pagar a empleados y proveedores y, sobre todo, para sobrevivir.
Se ha venido informando desde que se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio sobre las actividades que se han ido agregando a la lista de excepciones. Pero otras continúan afuera, o bien en un gris.
No hay más que recorrer algunas arterias para detectar comercios que siguen atendiendo, aunque no sean considerados legalmente esenciales. Muchos lo hacen con la persiana baja. Incluso en redes sociales hacen promociones. Todo con el único fin de evitar fundirse, seguir trabajando, comiendo, viviendo.
El domingo pasado se aguardaba con mucha expectativa la determinación que tomaría el Gobierno bonaerense sobre los pedidos que la semana anterior, acompañados en cada caso por sus correspondientes protocolos, elevó la Municipalidad para flexibilizar una serie de rubros comerciales.
Anteanoche, en un mensaje grabado y luego difundido en redes sociales, el intendente Esteban Reino no solo informó sobre la extensión del horario comercial hasta las 18 sino que había otra decena de rubros sin oposición a la apertura pero que se necesitaba el decreto del Gobierno provincial, que aún no llegó.
La frase generó incertidumbre en varios comerciantes. A través de distintas vías consultaban a El Diario -en su mayoría quienes estaban en esa nómina de diez, que son construcción privada, venta de ropa y calzado, venta de electrodomésticos, casas de electricidad, pinturerías, sanitarios y calefacción, peluquerías y lavaderos de autos, heladerías y martilleros y corredores públicos- si podían reanudar la labor o debían esperar.
UNA NECESIDAD IMPERIOSA
"La gente necesita abrir y trabajar. Cuidar la salud es primordial, pero acá tenés la salud de la pandemia y la salud de la subsistencia", expresó uno de ellos.
Incluso, en las redes sociales el malhumor se hizo evidente y algunos, abiertamente, manifestaban que a pesar de la restricción existente abrirían su local para poder generar ingresos. Otros, la mayoría, pese a su urgencia se mantienen firmes en no reabrir para cumplir con la normativa y evitar la clausura.
Mientras tanto, desde el Ejecutivo se apela a la responsabilidad social en plena pandemia sin ignorar que a diario hay un creciente movimiento comercial mientras prosiguen los controles en los cuatro accesos existentes a la ciudad por parte de Policía y Tránsito.