Jubilación: etapa para reorganizarse y armar proyectos de bienestar

Jubilación: etapa para reorganizarse  y armar proyectos de bienestar

El 20 de septiembre se celebra el Día del Jubilado, en conmemoración a la fecha en que se sancionara la primera Ley 4349 de Jubilación, allá por 1904 durante la presidencia de Julio Argentino Roca, reconociendo por primera vez el beneficio previsional.

En el marco del Programa de Adultos Mayores, que depende del área de Desarrollo Social de la Comuna, dentro de los cursos y capacitaciones que se brindan a través de las licenciadas Gabriela Landa y Patricia Torres, este es uno de los temas que merece siempre un análisis exhaustivo. Y en el contexto de esta jornada, es oportuno reflexionar acerca de los significados que se le asignan a la actividad laboral, las implicancias que trae aparejadas la jubilación, sus connotaciones culturales, psicológicas, sociales y la forma de afrontar esta etapa de la vida.

NUEVOS DESAFIOS

Este período constituye un momento en el cual las personas se desvinculan de su lugar de trabajo, el cual muchas veces otorgó roles, poderes, jerarquías y permitió el establecimiento de vínculos con compañeros de trabajo, lo que impacta en el desarrollo personal.

Sin embargo, también es una etapa de mayor libertad y espacio para generar proyectos nuevos, actividades postergadas, que otorguen un sentido diferente a sus vidas, enfrentar desafíos, permitiendo la inclusión en otros espacios y redes.

Resulta importante considerar la valoración cultural del "ser" jubilado. Sobre todo cabe pensar cuál es la forma social de pensar a una persona jubilada o pronta a serlo.

A su vez, la jubilación suele coincidir con la entrada a la vejez y con todos los estereotipos que suelen asociarse a esta etapa de la vida y que muchas veces, funcionan como límite para emprender nuevas acciones.

Usualmente tienden a ser ideas mayormente negativas, peyorativas, donde las mismas personas mayores son reproductoras de dichas ideas o las asumen.

CONTRADICCIONES

Es importante remarcar la variabilidad individual. En este sentido, algunas personas desean jubilarse y otras no, pero aun así pueden darse emociones encontradas donde se juega el deseo de generar nuevas cosas y la ganancia de libertad, pero donde también la sensación de vacío, incertidumbre y temor pueden limitar los deseos a futuro.

Existen además otros cambios que tienen que ver con las modificaciones en el ingreso de dinero y cobertura social, aspectos que no son menores, sin dudas. Se da en esta etapa del ciclo vital una situación contradictoria: siendo la etapa jubilatoria tal vez el momento de la vida donde mayor libertad tienen las personas (hijos independizados, ausencia de rutina laboral, etc.), la ausencia de una demanda social específica puede llevar a las personas mayores a sentirse excluidas de toda posibilidad de emprender algún proyecto.

CONCLUSIONES

En conclusión, resulta importante reflexionar acerca de las particularidades y oportunidades que brinda esta franja de la vida y de este modo encauzar esta libertad que puede ser vivida de un modo angustiante, a través del acercamiento a la vocación y/o la construcción de un proyecto significativo y posible.

La jubilación es entonces una etapa signada por la posibilidad de manejar esa libertad añorada, en pos de la realización de proyectos que den sentido a la vida.

VISIÓN DESDE EL INADI

También, haciendo alusión al Día del Jubilado, se manifestó en su web el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).

En nuestra sociedad, donde se tiende a valorar a las personas por su vinculación con la capacidad de producir o de acumular riqueza material, se pretende instalar el paradigma de emular a la juventud, sana, fuerte y productiva. En sentido inverso, se ha cargado de signos negativos a la ancianidad, asociándola a la enfermedad, la incapacidad y la improductividad y en igual sentido a las personas jubiladas a quienes se las menciona como pasivas y retiradas, no solo de la actividad productiva, sino de la vida en general.

Sobre la base de esta valoración negativa estereotipada se ha generado toda clase de actitudes y prácticas discriminatorias, que van desde el aislamiento en el seno de la familia, a la falta de respeto en la vía pública, o el maltrato en las instituciones, todas éstas, situaciones que la sociedad naturaliza.

Para promover los derechos de las personas adultas mayores en situación de discriminación y vulnerabilidad, el INADI articula con centros de jubilados, asociaciones, y otras organizaciones relacionadas con la temática, a través de talleres, campañas de difusión, información, concientización, capacitación y prevención para evitar de esta manera cualquier tipo de discriminación.

Desde el INADI sostenemos que la edad no es un factor determinante que justifique la pérdida de las capacidades y potencialidades de este grupo social y mucho menos la estigmatización y marginación. El derecho a una vejez digna comienza sin discriminación.