Juan Bodega: "La clandestinidad funciona porque nos están matando con impuestos"
La entidad que agrupa a los trabajadores de este rubro se encuentra afiliada a la Federación Provincial de Panaderos, reúne a quienes cumplen tareas en las panaderías formales de la ciudad, que en total son alrededor de 40, mientras que el número de lugares donde se vende pan ronda los 2.000, distribuidos en hipermercados, comercios de barrio y tantos otros sectores.
Su referente, Juan Bodega, con relación a los lugares que cuentan con el permiso correspondiente para la comercialización de este producto y otros característicos de confitería, en charla con El Diario contó que "en Balcarce no es el nivel de Mar del Plata, donde casi un 70 por ciento del total de panaderías que funcionan están en negro. Es muy grande la población y también es muy grande la clandestinidad. Las razones son muy simples: invito a cualquiera acá, en Mar del Plata o donde sea, a habilitar un kiosco, lo que te lleva cuatro meses de trámites, te cuesta un montón de plata y no sé si lo podés llegar a habilitar. Esa parte burocrática se debería simplificar al mínimo y que te dijeran abrí durante seis meses y después vemos qué pasa y si no funciona, directamente no se habilita. Acá gastás un monto de dinero en un negocio que no sabés si va a funcionar. Y con esto no estoy justificando nada".
Según dio a conocer, en Balcarce existen panaderías que no tienen la habilitación laboral pertinente, haciendo mención a unas cuatro o cinco, con cuyos propietarios ya entablaron diálogos para realizar el blanqueo. Y después citó el tema de la gente que ofrece productos en Facebook, tanto pan como alfajorcitos, pizzas, facturas, postres, roscas y actualmente empanadas de vigilia: "ves que se pueden conseguir a un precio irrisorio. Claro, porque no tienen ningún tipo de habilitación. La otra vez conté cerca de 1.200 personas que producen algo y lo venden por Facebook, todas ventas que yo no tengo. Y por ahí ofrecen una docena de empanadas de atún, que puede rondar actualmente entre 1.000 y 1.200 pesos, a 400 o 500 pesos y uno dice cómo hacen. Pero claro, no tienen el componente del 50 por ciento de impuestos que yo tengo".
DIFICIL DE CUMPLIR
Esta situación Bodega se la ha planteado en más de una ocasión al titular de la Cámara de Comercio, Andrés Lombardini y también a algunas autoridades del gobierno.
"La pregunta que siempre hago es en qué lugar de la línea tengo que estar: ¿del lado de los que pagan impuestos o del lado de los que no pagan? Si nadie hace nada me paso a los que no pagan, porque es más cómodo y total no me pasa nada. Me contestan que como lo hacen en la casa no se puede actuar, no se puede hacer nada. ¿Entonces yo por tener un negocio e intentar tener todo en regla soy el tarado de la película?", señaló.
Entiende que las normativas para estar en blanco son muy difíciles de enfrentar. Citó el caso de la disposición de Bomberos que se hizo después de Cromañón, la cual consideró casi "imposible de cumplir" por los costos y porque a veces no se cuenta con la superficie para adaptarla. Y por otro lado dio a conocer que no tienen poder de Policía frente al que elabora en su domicilio para la venta alfajores, pizzas y empanadas, entre otros.
"Eso exige un trabajo a nivel municipal o a través de Inspección, yo tengo algunas ideas para llevar a cabo pero tal vez políticamente no les conviene, o no tienen ganas de trabajar, no tienen gente o no sé… Pero la cantidad de gente que produce en su casa y me saca venta a mí es enorme. Eso atenta a que mi rentabilidad cada vez vaya siendo menor y piense seriamente en qué voy a hacer, no sé cuánto más podemos bancar", mencionó.
CARGA IMPOSITIVA
La situación que se vive en Balcarce y Mar del Plata es muy similar a otros lugares, inclusive en municipios con más habitantes las circunstancias se tornan mayormente complejas.
Sobre este aspecto, el titular del Centro de Industriales Panaderos de Balcarce comentó que "cuanto más aumenta la población, mas grande es la problemática. Yo hablaba hace unos días con gente del Conurbano, de La Matanza, de Berisso, de Ensenada, de Lanús y en esos lugares la informalidad es terrible. Porque son conscientes de que la única manera en qué pueden sobrevivir o hacer algún tipo de diferencia es en la informalidad. Produzco a la noche, a las 5 cargo tres camionetas de pan, salgo y las reparto y no existo más. Es muy difícil de combatir eso. ¿Cómo se combate? Los que estamos en forma legal tenemos una carga impositiva que no se puede bajar, pero si a mí me bajan el 50 por ciento de carga impositiva puedo competir en igualdad de condiciones con el otro y la clandestinidad se acaba sola. La clandestinidad funciona porque nos están matando con impuestos".
PRECIO DEL PAN
Otro aspecto abordado en la charla con Juan Bodega tuvo relación con el precio del pan, del cual dijo la referencia actual es 140 o 150 pesos el kilo.
De todas maneras, puso de manifiesto que el valor real debería estar entre 190 y 200 pesos. "No llegamos a eso porque somos conscientes que del otro lado no hay los recursos necesarios, pero todas las semanas suben la margarina, la leche y todos los insumos de lo que es pastelería, suben entre un 10 y 15 por ciento. Al cabo del mes yo tengo un 30 o 40 por ciento más, pero no lo puedo trasladar al precio del producto porque no vendería una docena o un kilo de pan. Entonces voy perdiendo rentabilidad, hasta que el agua me llega al cuello o ya empiezo a tragarla", destacó.
En comunicación con el presidente de la Federación a la que se encuentran afiliados, este le trasladó que en muchos lugares se está dando una particularidad: al que le baja el consumo, reduce el precio del pan y el que tiene más alto el precio, no lo baja, entonces ninguno de los dos vende. "Porque el que vende mucho después no puede cubrir la compra de harina y el otro tampoco cubre los gastos porque tampoco vende. Los dos se están autoeliminando. Y en Mar del Plata esto es común, son todos manotazos de desesperados para tratar de sobrevivir", añadió.
A su entender, todo este panorama se elimina con reglas de juego claras, tanto de parte del que las dicta como del que produce. "Pero si no cuidan a los que producimos, a los que damos trabajo y estamos poniendo el hombro, esto no tiene futuro. Hasta acá llegamos por gente que produjo. Y en mi caso, si me va mal y decido cerrar mi empresa, no me alcanza lo que tengo para pagar indemnizaciones. Entonces, ¿cuál es el precio de haber trabajado 70 años y mantener a 10 personas? ¿Cuál es mi premio? Reniego todos los días, me llaman de los bancos, ya no sé dónde moverme para poder mantenerme. ¿Cuál es el premio de ser emprendedor o empresario en la Argentina?", se preguntó.
REBELIÓN FISCAL
"El trabajo después de un año de pandemia, está muy mal. Acumulamos el año pasado, trabajando a un 50 por ciento, un montón de retrasos impositivos, en servicios y en aportes. Porque en mi caso privilegié en mantener la estructura, les pago el sueldo a los muchachos para que puedan vivir y el resto veo cómo lo hago. Pero este año no va para mejor, uno intenta mantenerse a flote con la esperanza que en el fondo del horizonte aparezca una palmera y diga me salvé. Pero esa palmera me la viven cortando, no la veo. Y encima dentro de todas las medidas lo único que veo es que el gobierno se pelea y los problemas que tenemos la gente común, de los comercios, no se discuten; están preocupados en la interna, en otras cosas, pero no en los problemas reales que tenemos. Porque la estructura laboral no escucho que se discuta en ningún lado, tampoco la estructura impositiva. Nadie se achica en los gastos, excepto nosotros que somos los que aportamos. ¿Cuánto tiempo más vamos a aguantar así? Yo hablo todos los días con mucha gente y todos me repiten lo mismo: rebelión fiscal. No voy a pagar más, no porque no quiera sino porque no puedo".