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Una voz en el teléfono: cómo era el trabajo de las operadoras en la década del 50

Una voz en el teléfono: cómo era el trabajo de las operadoras en la década del 50

El Diario dialogó con Irma Maceiro, Vilma Meschino y Nilse Suero, quienes trabajaron como telefonistas entre las décadas de 1950 y 1990. Las tres balcarceñas comentaron sus experiencias trabajando para la empresa Teléfonos del Estado, sustituida en 1956 por ENTel (Empresa Nacional de Telecomunicaciones). Más adelante, ya en los años 90, el gobierno de Menen privatizaría la empresa que quedó en manos de Telecom y Telefónica.

Al principio, para poder hablar con alguien era necesario comunicarse con la central telefónica más cercana para que la operadora de turno conectara al abonado con la otra persona a la llamada. El proceso se realizaba cambiando cables manualmente. En Argentina, por lo general, este trabajo lo hacían solo mujeres. En Balcarce, el turno mañana y tarde era ocupado por ellas y el turno nocturno por hombres.

El oficio permitió que muchas se insertaran a temprana edad en el mercado laboral, que en aquel entonces era dominado por hombres. Irma fue una de las primeras telefonistas de la ciudad, comenzando a los 19 años en la central de Quequén, en 1953. Luego se sumarian Vilma y Nilse, ya en las instalaciones de nuestra ciudad, ubicada en aquella época en calle 16 entre 19 y 17.

"A los 18 años ya quería empezar a trabajar y le escribí una carta a la Fundación Eva Perón porque sabía que a las chicas que querían empezar costura les daban máquinas de coser, pero a los pocos meses muere Eva Perón y desistí de mi idea de trabajar de costurera. Al tiempo me llega una carta, solicitándome que llene una planilla por la solicitud que había mandado a la Fundación, la llené y la mandé. Un día, el 8 de abril de 1953, un tipo golpea las manos en la puerta de mi casa, al rato mi mamá viene acompañada con un señor que me dice 'soy el jefe de Teléfonos del Estado de Quequén, vengo a buscar a Irma porque tiene que presentarse a trabajar a la 1 de la tarde', yo ni sabía que era un conmutador, pero me presenté igual, no me iba a perder el trabajo", relató Irma.

Las prácticas de contratación de la empresa en aquella época exigían a los solicitantes tener sexto grado de educación y aprobar un examen físico. "Cuando llegué había una sola empleada y el jefe. Me pusieron un audífono a un costado del conmutador para que escuchara a la telefonista y ver de qué se trataba el trabajo, practiqué una semana y después me largaron sola. Tenía un horario horrible me acuerdo, de 7 a 11 y de 16 a 20. Me levantaba a las 6 de la mañana y me tomaba el colectivo que me dejaba en el puente colgante y como no había otro colectivo tenía que caminar 20 cuadras a la oficina del teléfono; hasta que me compré la moto, ahí era otra historia", continuó Irma.

"Usábamos un audífono muy pesado en la cabeza y una bocina para hablar con los abonados. Después el equipo se fue modernizando y los fueron haciendo más chicos y cómodos, lo mismo con el conmutador. Al principio solo teníamos unos 50 abonados, después el número se fue incrementando y al mismo tiempo fuimos cambiando de conmutador", agregó. Irma fue trasladada a la centra del Balcarce en 1968, donde se sumaría como compañera de Vilma y Nilse durante muchos años.

"Las sillas se graduaban de acuerdo a la altura de cada empleada, si una chica era muy alta, la silla estaba más bajita. Cuando no alcanzábamos a conectar el abonado que te pedían corríamos la silla para atrás, nos apoyábamos para llegar y después la volvíamos a poner en su lugar. "La silla que me tocó era muy pesada para traerla y llevarla, entonces le dije a mi supervisor si por favor me podía cambiar la silla, y me respondió ' en la época en que la empresa era de los ingleses no nos pedían cambiar la silla', después a medida que fue pasando el personal la cosa fue cambiando", mencionó Vilma.

La luz en el conmutador era el indicador de una llamada entrante. En ese instante, la telefonista conectaba la clavija en esa posición. A continuación, se abría una llave que permitía a la persona conversar con la telefonista para solicitar dónde y a quién quería dirigir su llamada. Una vez que la telefonista disponía de esta información, tomaba otra clavija que conectaba en la posición correspondiente al centro solicitado por el abonado.

"Cuando yo empecé el conmutador tenía una chapita, que se caía después que atendía la llamada. Cuando me pedían el número del otro abonado lo conectaba y de ahí tenía que apretar un botoncito y girar una perilla porque el sistema era a magneto. Cuando el otro abonado contestaba, la chapa se cerraba. Nosotras siempre podíamos escuchar las conversaciones aunque no debíamos, a algunas les gustaba el chisme. Había especialistas en escuchar conversaciones ajenas", comentó Irma ante las risas cómplices de Vilma y Nilse.

Vilma ingresó en la central de Balcarce de Teléfonos del Estado en 1954, ubicado en calle 16 entre 17 y 19. "En aquella época trabajaba en una tienda, pero ya estaba anotada en la Unidad Básica como postulante para entrar a Teléfonos del Estado. Un día me llaman y me avisan que tenía que tomar servicio para ingresar a la empresa. Ese día falte a mi trabajo en la tienda y me presenté frente al jefe de la telefónica, le pregunté si el trabajo era seguro, yo tenía miedo de quedarme sin empleo porque en ese momento era el sostén de mi familia, mi mamá se había quedado viuda hacía unos años. El jefe me dijo que el empleo era fijo, porque había sido nombrada junto a otra chica por Oscar Nicolini, en aquel momento Ministro de Comunicaciones de la Nación, para ingresar a Teléfonos del Estado", narró Vilma.

En Balcarce hasta ese momento había alrededor de 200 abonados, en esos años hicieron una ampliación muy grande llegando a los casi 1.000 abonados. "Ahí fue cuando empezó ingresar más personal a la oficina, el gobierno de Perón había establecido las 6 horas y media para las operadoras del conmutador porque se consideraba trabajo insalubre, con las pocas empleadas que había se hacía imposible por eso fueron ingresando más. El conmutador ya empezaba a utilizar las clavijas y las luces, reemplazando al magneto de los artefactos viejos".

Vilma recordó que la labor frente al conmutador exigía el cumplimiento de normas estrictas, desde vestir guardapolvo hasta el empleo de un vocabulario escueto con frases preestablecidas. Además nadie podía revelar el nombre y estaba prohibido el uso de elementos en el vestuario que hiciesen ruido, como pulseras, collares y zapatos de taco. "Los importes los calculábamos con un temporizador que teníamos en el conmutador, cada 12 minutos, ese reloj se reiniciaba y teníamos que anotar rápido en un papel cuanto importe le teníamos que agregar".

Nilse fue la última de las tres en ingresar a Teléfonos del Estado, pero su comienzo no fue sencillo. "Estuve anotada mucho tiempo antes, me dijeron que tenía que ir a la Unidad Básica a anotarme para ingresar. Me preguntaron si era peronista, le dije que no, nunca voy a ser peronista. Me respondieron '¿ah no? entonces no te podes anotar', fui a ver al jefe que estaba en ese momento en Teléfonos y me dijo que me iban a tener en cuenta. En ese momento tenía 17 años trabajaba en la tienda Blanco y Negro, a los 19 ingreso en un negocio de maquinaria agrícola hasta que recibo un llamado de la central de teléfonos. Me dijeron que había un paro muy grande en la empresa, que muchas de las empleadas se habían adherido y necesitaban personal, así que fui. Arreglé con los dueños del negocio donde trabajaba y estaba medio día en la oficina y medio día ahí", recordó.

En 1956, Teléfonos del Estado pasa a llamarse Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) bajo el régimen de la Ley de Empresas del Estado. Años más tarde, el presidente Carlos Menem privatizó la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) en 1990. Fue la primera empresa estatal grande que se vendió en Argentina. Nilse fue de las tres telefonistas de esta historia, la única que vivió la privatización de la empresa. "En 1997 me ofrecieron el retiro voluntario y lo tomé, pero no me quería ir, a mi trabajo lo quería mucho" expresó, quien se retiró de Telefónica como jefa de central. "La época de Telefónica para mí fue la mejor, en los años de ENTel siempre venían los gremios con el asunto de los paros y te obligaban a dejar de trabajar. Con Telefónica tenías que hacer lo que la empresa te decía".

UNA VOZ EN EL TELÉFONO

Cómo explicarles a las generaciones que nacieron con un celular pegado en sus manos, en tiempos de inmediatez y de comunicaciones instantáneas, que hace 60 años podías esperar horas pacientemente solicitando una operadora para llamar hacia fuera de la ciudad.

"La distancia mínima eran las localidades de la zona, Ayacucho, Tandil, San Manuel, Mar del Plata, Necochea, etc. Eran llamadas que como tenían mucho tiempo de demora se nos acumulaban. Las llamadas a larga distancia podían tener hasta cuatro horas de demora hasta que un abonado se comunique con el otro, cuando pasaban esas cuatro horas, tenías que reclamar. Algunos pasaban días enteros sin poder comunicarse, porque teníamos que esperar la orden de la central de Buenos Aires. Siempre me acuerdo de un señor que llamaba a Arroyo Seco, que estuvo días sin poder comunicarse, y después de tanto reclamar me pregunta, señorita ¿Cuándo se moja ese arroyo?", dijo con una sonrisa Nilse. "Y de esas hay miles", añadió.

"Para el servicio de larga distancia se usaban los conmutadores negros con magneto, que es mucho más fuerte que la electricidad. Cuando atendías una línea recibías unos magnetazos bárbaros y eso te iba destruyendo el oído. Yo perdí audición, no había forma de regular el volumen del audífono y tampoco estaba permitido sacárnoslo", indicó Vilma. "Aparte de todo el trabajo que teníamos, porque tenías que tomar el pedido, después lo tomaba la operadora de la otra central que era la que hacia el registro de la llamada. Te pasaba la llamada y te decían la demora, ahí tenías que llamar al abonado e informarle cuanto tiempo iba a tardar. Era un trabajo de locos", agregó.

Muchas historias han pasado por aquellos conmutadores, para las telefonistas debió ser de las partes más divertidas tener la posibilidad de escuchar, aunque sea por un rato, algunas de ellas. "Había un tipo que tenía una estancia y mantenía una relación con una amante, y a una de nuestras compañeras le encantaba escuchar sus conversaciones, le abría la llavecita y se ponía a oír. El tipo después de tanto tiempo se dio cuenta y una vez le dijo 'operadora, cierre la llave que la estoy escuchando' y nosotras nos reíamos. Muchas veces nos pasó que cuando la llave andaba mal, se podía escuchar nuestras voces aunque la cerráramos, más de una vez nos han escuchado decir 'uh acá llamo el inaguantable', a lo que del otro lado nos respondían, 'ya la escuché señorita'. Muchas veces nos quedamos con ganas de mandar al diablo a más de uno", comentaron entre risas las telefonistas.

"Había un cura que hablaba con un número de Mar del Plata todas las noches por más de dos horas. Un día viene el párroco enojadísimo con el recibo por todo lo que había gastado la iglesia, insistiendo que no podía ser un número tan alto, que algo andaba mal. El jefe le dijo que iba a tratar de ver que era lo que había pasado. Cuando el cura se va, una compañera que estaba atendiendo la oficina pública le dice, 'jefe, yo le voy a contar la verdad, hay un cura que llama todos los días a una candidata que tiene en Mar del Plata'. Cuando le dijeron al párroco el cura ya había pedido el traslado para que no lo excomulgaran. Y no solo eso, sino que además de llamar a su candidata él tenía una novia con la que se iba a casar", contó Vilma.

"Pasaron tantas historias ahí adentro, no terminaríamos más de contarlas. Se extraña mucho ese trabajo, éramos una familia. Pasábamos prácticamente todo el día juntas y compartimos muchas cosas. Primero nuestros casamientos, después nos acompañamos en nuestros embarazos, vimos nacer a las hijas de nuestras compañeras, fuimos a sus cumpleaños, toda una vida", concluyeron.

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Julio Rodolfo Lucero (q.e.p.d.)

Falleció en Balcarce el 19 de marzo de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demás deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados e inhumados este miércoles en el Cementerio Privado Parque de las Sierras, previo oficio religioso en sala velatoria. Casa de duelo: calle 39 Nº 948. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

AMALIA ALVAREZ (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 17 de marzo de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demás deudos participan su fallecimiento. Sus restos son velados para ser inhumados en el Cementerio Municipal, previo oficio religioso en sala velatoria, el martes 18 a las 10. Casa de duelo: calle 21 Nº 1081. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad «General Balcarce» Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

Domingo Ramon Serritella (q.e.p.d.).

Falleció en Balcarce el 21 de febrero de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demás deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados para ser inhumados en el cementerio privado Parque de la Sierra, ayer viernes a las 16:30. Casa de duelo: calle 20 N° 137. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad "General Balcarce" Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

Fernando Daniel Ibarguengoitia (q.e.p.d.).

Falleció en Mar del Plata el 22 de febrero de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demás deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados para ser inhumados en el Cementerio Privado Parque de la Sierra, previo oficio religioso en sala velatoria, el sábado a las 10. Casa de duelo: calle 6 N° 786. Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad "General Balcarce" Limitada, calle 15 Nº 519 entre 14 y 16, teléfono 42-2404.

VICENTE Esteban Orellana (q.e.p.d.)

Falleció en Balcarce el 21 de enero de 2025 c.a.s.r. y b.p. Familiares, amigos y demás deudos participan su fallecimiento. Sus restos fueron velados para luego ser cremados en el Crematorio Privado de Miramar en día y horario a confirmar. Casa de duelo: calle 15 Nº 106 . Servicios de Sepelios de la Cooperativa de Electricidad "General Balcarce" Limitada.

Vivente Esteban Orellana

21/01/25 A la edad de 75 años ha dejado de existir en nuestra ciudad el Sr Vivente Esteban Orellana , será velado para luego ser cremado en crematorio privado de Miramar, día y horario a confirmar . Crematorio Privado de Miramar Casa de duelo : 15 n° 106 participan de su fallecimiento: Sus familiares , amigos y demas deudos

Oscar Alberto Olivera

21/01/25 A la edad de 51 años ha dejado de existir en nuestra ciudad el Sr. Oscar Alberto Olivera , será velado para luego ser llevado al crematorio privado de Miramar día martes 21 a las 17:30hs . Crematorio Miramar Casa de duelo : 24 n° 109 Participan de su fallecimiento : Sus familiares ,amigos y demas deudos

Sarita Rego Viuda de Periz

20/01/25 A la edad 90 años ha fallecido en nuestra ciudad la Sr Sarita Rego Viuda de Periz, sus restos serán velados e inhumados en la necrópolis local el día MARTES 21/01 a las 10:00hs . Cementerio Municipal Casa de duelo : 30 N° 654 Participan de su fallecimiento : Sus familiares , amigos y demas deudos

ESTHER CARMEN CABRELLI

19/01/25 A LA EDAD DE 85 AÑOS FALLECIO EN BALCARCE LA SRA ESTHER CARMEN CABRELLI SUS RESTOS SERAN VELADOS PARA LUEGO SER CREMADOS CON DIA Y HORARIO A CONFIRMAR. CREMATORIO PRIVADO DE MIRAMAR. CASA DE DUELO: 18 N741. PARTICIPAN DE SU FALLECIMIENTO: FAMILIARES, AMIGOS Y DEMÁS DEUDOS.

Oscar Gari

18/01/25 A la edad de 80 años ha dejado de existir en nuestra ciudad el Sr Oscar Gari , será velado e inhumado en la necrópolis local el día domingo 19/01/25 a las 10:00hs Cementerio Municipal Casa de duelo : 5 bis esq 42 n° 10 Participan de su fallecimiento: Sus familiares , amigos y demas deudos .