"Sextorsión" desde la cárcel: un delito que crece en pandemia
La pandemia por el Coronavirus fue motivo para que se incremente el vuelco a los medios electrónicos por parte de las personas. Pero al mismo tiempo creció el número de víctimas de estafas, extorsiones y engaños a través de las redes sociales.
Hay detrás de esta maniobra una "manipulación psicológica" que consiste en apelar a ciertas situaciones especiales que uno está esperando como consumidor o bien que le interesa.
En los últimos meses, lo confirmó el propio fiscal Rodolfo Moure, ha aumentado el número de víctimas por estafas o extorsiones mediante el uso de las conexiones on line. De hecho, el propio titular de la Unidad Fiscal que interviene en causas puntuales bajo la modalidad conocida como "sextorsión", solicitó ante la Justicia de Garantas marplatense, y lo consiguió, que le extendiera tres órdenes de allanamientos para ingresar con la fuerza policial a la Unidad Penal de Batán, desde donde comprobó que había presos que eran los autores de las extorsiones.
La pandemia y el uso exagerado e intensivo de los medios digitales se convirtieron en el aditivo que faltaba para la comisión de este delito. Ya sea por la emocionalidad, el sentido de urgencia, la vergüenza, la humillación, el miedo y la preocupación por el impacto futuro que dicho material podría tener en la vida de una persona, estas agresiones pocas veces son denunciadas en la Justicia. Son delitos de vergüenza que no entienden de fronteras ni jurisprudencia.
Las tres causas que investiga Moure y que terminaron con allanamientos en la cárcel de Batán estuvieron motivadas por la posibilidad que tienen los presos de utilizar telefonía móvil para compensar el contacto social perdido por la suspensión de las visitas en tiempos de pandemia y de esa manera cometer delitos.
"Las víctimas de este tipo de delitos tienen dos opciones: hacer la denuncia o acceder a las exigencias del extorsionador. Las causas que investigamos se originaron por denuncias de los damnificados ante la Sub DDI local, lo cual permitió que dicha maniobra se perpetrara. Y en ellas los autores son presos que están alojados en Batán", explicó el Fiscal.
- Quienes actúan de esta forma, ¿cuentan con apoyatura desde fuera de la cárcel?
- La necesitan para la logística, por ejemplo, si aquel que resulta engañado tiene que realizar la entrega de dinero. Pero aquí lo que tiene que quedar claro es que la información que obtienen es proporcionada por la propia víctima a partir de que empieza a mantener con su interlocutor una charla animada a través de las redes sociales.
- ¿Está de acuerdo en que los presos tengan en su poder teléfonos celulares?
- Al no poder recibir visitas o bien encontrarse restringidas, el Ministerio de Justicia de la Provincia permitió que los presos tengan celulares en su poder. Yo no estoy de acuerdo con que lo tengan porque está comprobado que hay quienes los usan para cometer delitos. Un preso está en la cárcel para ser controlado y no para cometer delitos. Y si tiene comunicación con el exterior, ésta debe estar controlada. Darle un celular a un preso es como si estuviera en su casa, chateando y encima cometiendo un delito. El único delito que puede cometer desde adentro de la cárcel, precisamente, es con un teléfono celular. Por eso es una herramienta que se le debería retirar. Estos extorsionadores tiran el anzuelo creando un perfil falso, poniendo una foto de una linda chica. Cuando uno cae en la trampa, empieza la maniobra contando con respaldo externo cuando deben ir a recibir el dinero de la víctima. Es una organización bien aceitada.
- ¿Cuáles son las penas para este delito?
- La pena por estafa es de 1 a 6 años y por extorsión, de 5 a 10 años de prisión.