Marcelo Delledonne: "La mejor herencia que se puede dejar es un título, valores y honestidad"
En diálogo con El Diario, el escribano Marcelo Delledonne repasó la historia de una tradición que lleva más de seis décadas en Balcarce. Hijo de un pionero en la profesión y padre de dos nuevos escribanos, habló sobre el valor de la familia, la seguridad jurídica, el respeto por las personas y el orgullo de ver que el legado continúa en manos de sus hijos. Una vida entera marcada por la fe pública, la confianza y el compromiso con la comunidad.
El apellido Delledonne está íntimamente ligado a la historia de la escribanía en Balcarce. Todo comenzó en 1958, cuando su padre abrió la primera oficina en la esquina de calles 16 y 21. Cuatro años después, trasladó el estudio al lugar donde todavía hoy funciona, sobre calle 17 entre 12 y 14, aunque con las ampliaciones y transformaciones que los tiempos fueron exigiendo.
Marcelo recuerda con claridad que nunca hubo una presión explícita para seguir los pasos paternos. "No influyó diciéndome que tenía que seguir la carrera, pero uno lo va mamando. En las vacaciones venía como cadete, hacía mandados, iba a la Municipalidad. De alguna forma, eso te va empapando del tema y termina llevándote a elegirlo", rememoró.
Ese contacto temprano lo fue acercando a un mundo que, aunque parecía lejano para un adolescente, se le fue haciendo cotidiano. Y finalmente tomó la decisión de estudiar abogacía, pero siempre con la meta puesta en ejercer como escribano.
EL CAMINO PROFESIONAL, DEL DERECHO A LA ESCRIBANÍA
La trayectoria profesional de Marcelo Delledonne estuvo atravesada por distintos momentos. Apenas recibido de abogado, en 1987, comenzó a trabajar con el doctor Juvel Daguerre, un referente local con amplia trayectoria, y su hija Mariana. Permaneció en ese estudio hasta el año 2000.
Recién entonces asumió como escribano en el mismo registro que había fundado su padre y que, tras la jubilación de éste, pasó a sus manos. "En realidad tengo más años de profesión, primero trece como abogado y después veinticinco como escribano. Es toda una vida dentro del derecho", resumió.
Su esposa,Juana Margarita Ganzarain, también forma parte de la historia. Se recibió primero que él y desde 1986 ejerce como escribana, inicialmente como adscripta al Registro 8 y luego, tras ganar un concurso, como titular del Registro 9.
De esta forma, la vida de la familia Delledonne quedó marcada por la profesión: marido, mujer e hijos compartiendo el mismo camino.
LA VOCACIÓN SE LLEVA EN EL ADN
"En algún punto se va heredando", reconoció Marcelo, aunque aclaró que sus hijos eligieron libremente. Alejandro, por ejemplo, cursaba en la Escuela Industrial y mostraba inclinación por lo mecánico. Sin embargo, tras haber pasado algunos veranos trabajando en la escribanía, descubrió que le atraía más la labor notarial. "Un día nos dijo que quería estudiar abogacía para ser escribano. Y hoy está en el Registro 8. Valeria, por su parte, ejerce en el Registro 9. Así que la escribanía se convirtió en una familia entera", contó con orgullo.
La escena más tierna llegó en un curso obligatorio de capacitación de la Unidad de Información Financiera (UIF). "Nos juntamos un sábado a la mañana, estábamos todos en casa siguiendo la capacitación y mi nieta, que tiene apenas un año, pasó toda la jornada con nosotros. Sin darse cuenta, ya se va empapando del ambiente notarial", recordó entre risas.
SEGURIDAD JURÍDICA Y CONFIANZA
El escribano subrayó con firmeza los valores que sostienen su profesión: seguridad y confianza. "Nosotros debemos dar seguridad a ambas partes. No se trata de tener clientes de un solo lado, sino de garantizar un ambiente de seguridad jurídica para todos los contratantes", explicó.
Pero esa formalidad convive con otra dimensión, más humana y cercana. "La confianza es fundamental. La persona debe sentirse en un buen ambiente, tratada con respeto. Muchas veces los clientes se transforman en amigos, o en parte del grupo humano de la escribanía. Eso es lo que marca la diferencia", sostuvo.
Esa relación personal, según Delledonne, se sostiene en una conducta que viene de años. "Siempre hemos tratado de actuar en forma correcta, brindando confianza y un trato respetuoso. Ese es el camino que nos marcó mi padre y que buscamos mantener", dijo.
LOS VALORES QUE TRASCIENDEN GENERACIONES
Hablar de familia y profesión lo emociona. "La mejor herramienta que uno le puede dar a sus hijos es un título. Es lo que les permite ganarse la vida, ser alguien y desarrollarse. En este caso, además, es una satisfacción doble, porque trabajamos juntos. Y sabemos que siempre van a actuar con honestidad y lealtad, que es lo más importante", expresó.
El escribano remarcó que la seguridad, la honestidad y el respeto son los pilares que guían su labor. "Somos depositarios de la fe pública, una delegación del Estado en manos privadas. Eso requiere responsabilidad y transparencia. Pero, por encima de todo, está el respeto a la persona. Primero la persona, después el cliente", afirmó.
La situación económica nacional impacta en todos los rubros, y la escribanía no es la excepción. Sin embargo, Delledonne destacó que Balcarce suele comportarse de manera particular. "Es como un oasis. Más allá de las fluctuaciones nacionales, siempre hay trabajo. Estos últimos meses hubo gran actividad, tanto en ventas como en operaciones familiares, donaciones, herencias, divisiones de condominio. Siempre hay movimiento", indicó.
El escribano también valoró las políticas de crédito que permiten a muchas familias cumplir el sueño de la vivienda propia. "Cuando el Banco Nación otorga préstamos para construcción o compra de vivienda, no solo beneficia a quien accede a la casa, también moviliza toda la economía local: desde la venta de materiales hasta el trabajo de profesionales y oficios", subrayó.
REGULARIZACIÓN DOMINIAL, EL VALOR SOCIAL DE LA ESCRITURA
Además de su labor en el registro, Delledonne cumple un rol clave en la regularización dominial. Este sistema permite que familias que ocupan un inmueble a título de dueño desde hace años, pero sin escritura formal, puedan iniciar un proceso para obtener la titularidad.
"El registro de regularización dominial está a mi cargo y Alejandro me acompaña como ayudante. Ya hace dos años que él viaja a La Plata a firmar escrituras. Es parte de pasar la posta y de delegar", explicó. Para muchas familias, esa posibilidad significa alcanzar tranquilidad y certeza jurídica.
EL COLEGIO Y LOS COLEGAS, UNA FAMILIA
El Colegio de Escribanos ocupa un lugar importante en su vida profesional. "Se siente como una gran familia. Siempre están para asesorar, capacitar y acompañar. Nos brindan cursos, respuestas, apoyo. Eso hace que uno se sienta parte de un grupo muy especial", valoró.
La relación con los colegas locales también fue destacada: "Es buena con todos. Siempre cordial. Si se puede colaborar, se colabora. Nunca hubo inconvenientes".
Al momento de la reflexión Marcelo se detuvo y con lágrimas en sus ojos confesó: "la satisfacción más grande es haber podido continuar lo que inició mi padre y saber que ahora seguirá otra generación más. Esa continuidad, sumada a los valores de honestidad, lealtad y respeto, es lo que más me emociona".
Para él, lo que perdura no son solo las escrituras ni los registros, sino el ejemplo transmitido. "La mejor herencia que se puede dejar es un título, valores y honestidad. Eso es lo que realmente trasciende", concluyó.