Drones, una herramienta para la investigación
Desde el 2017, se está llevando a cabo el Proyecto PROCISUR Trigo y Soja. Esta propuesta tiene como objetivo evaluar las bases fisiológicas y genéticas de las respuestas de trigo y soja a limitantes bióticas y abióticas.
"Una de las actividades que lleva a cabo este proyecto, es la de desarrollar una plataforma de fenotipado a campo en trigo y soja, mediante imágenes aéreas", comentó Gustavo Pereyra Irujo, investigador de INTA Balcarce - CONICET, participante del proyecto y coordinador de la plataforma.
"Esta herramienta integra los datos realizadas en los distintos ensayos, de cada uno de los nodos. La información se complementa con la captura de imágenes de alta resolución con sensores multiespectrales. Esto permite mayor eficiencia en la toma de datos, en los ensayos, y el análisis de imágenes", comentó Pereyra Irujo, y continuó: "para poder llevar adelante esta labor, se recurrió, como herramienta, a los drones con hardware y software de código abierto".
Según el investigador, no sólo se obtiene una imagen, sino datos tales como área foliar, altura, biomasa de las plantas e índices de vegetación, que se pueden correlacionar con otras variables, genéticas o fisiológicas. Para esto es necesario saber cómo se generó esta información. "El software de código abierto tiene la ventaja de tener la supervisión sobre el algoritmo que generó el dato, o sea conocer y controlar todos los pasos de cómo se generó", explicó el técnico. "Al no haber una patente detrás, es fácil transferir la tecnología y, también, es más barato", añadió.
Pereyra Irujo enfatizó que las tecnologías libres y de código abierto, y los datos abiertos, pueden potenciar enormemente la colaboración y el intercambio de conocimientos entre distintos organismos en el ámbito internacional, con el sector productivo, y con otros actores, tanto dentro como fuera del sistema científico. A la vez asegura que los conocimientos generados mediante fondos públicos permanezcan accesibles.
El investigador puntualizó las diferentes instituciones del Cono Sur que participan en la ejecución y armando de la red. Ellas son INIA, Uruguay; INIA, Chile; EMBRAPA Soja, Brasil; IPTA, Paraguay; UBA, Argentina; UNMDP, Argentina; UFRGS, Brasil, y UDELAR, Uruguay, siendo liderada por INTA a través de siete Experimentales Reconquista, Manfredi, Marcos Juárez, San Juan, Bordenave, Pergamino y Balcarce.
Del dicho, al hecho
"Cada uno de los nodos de la red fue equipado con un vehículo aéreo no tripulado, drones, que fueron construidos por los participantes durante la realización de 5 talleres", expresó Gustavo Pereyra Irujo, investigador de INTA Balcarce - CONICET.
Asimismo, los participantes recibieron componentes y materiales extra que podrán servir de repuestos para el equipo, realizar modificaciones o adaptaciones para distintos usos, además de capacitar a otras personas y difundir la tecnología. "Todo esto es posible debido a que tanto el hardware como el software utilizados son libres y de código abierto, y los diseños e instrucciones de montaje se encuentran disponibles en Internet", subrayó.
Pereyra Irujo comentó que los encuentros, teórico-prácticos de una semana de duración, se realizaron en cada país integrante del proyecto, con un total de 69 participantes. Estos se iniciaron en noviembre de 2018 en Litueche, Chile, y en Colonia, Uruguay, continuando en enero de 2019 en Capitán Miranda, Paraguay, en Porto Alegre, Brasil, y finalmente en Marcos Juárez, donde concurrieron investigadores del resto de las Experimentales de INTA.
Cada grupo local fue capacitado para el armado, configuración, testeo, utilización, reparación y modificación del equipamiento, y para la captura de imágenes aéreas y realización de mediciones en los experimentos a campo.
A futuro
"Esta herramienta, los drones, aportará información a la plataforma que recabará datos detallados de una amplia red de ensayos multi-ambientales de trigo y soja", comentó Pereyra Irujo, para quien "estos experimentos se llevarán a cabo en distintas localidades, de los 5 países, sometiendo a distintos cultivares de cada especie a condiciones de estrés hídrico y térmico" y concluyó, "de esta manera se podrán identificar características fisiológicas que serán de utilidad para que programas de mejoramiento públicos o privados puedan obtener variedades mejor adaptadas al cambio climático en los cultivos estudiados u otros. Por otro lado, por tratarse de tecnologías abiertas, existe la posibilidad que instituciones o empresas interesadas puedan adaptarlas para un uso más extensivo por parte de productores".