A los 93 años, murió el represor Miguel Etchecolatz
El genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz murió esta madrugada, a los 93 años de edad, en una clínica a la que había sido trasladado en las últimas horas para ser sometido a una intervención quirúrgica.
La información fue confirmada por el Tribunal Oral Federal número uno de La Plata a los querellantes en las múltiples causas por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura en las que estaba condenado en nueve oportunidades a prisión perpetua.
Etchecolatz había sido beneficiado en las últimas semanas con una prisión domiciliaria en virtud de su deteriorado estado de salud, pero tal beneficio no llegó a concretarse por la cantidad de condenas que lo retenían en una cárcel común.
Cuando comenzó la pandemia, el represor fue alojado en la Unidad 34 de Campo de Mayo, desde donde en las últimas semanas fue trasladado a una clínica de la ciudad bonaerense de Merlo y luego a otro establecimiento para los preparatorios de una operación que no llegó a realizarse.
Según el último reporte sobre su salud del Cuerpo Médico Forense, Etchecolatz padecía las secuelas de un cuadro de hipertensión arterial, un accidente cerebro vascular (ACV), deterioro cognitivo, insuficiencia cardíaca, insuficiencia venosa, hiperplasia benigna de próstata y diverticulosis colónica.
Además, arrastraba las consecuencias de haber sido fumador durante gran parte de su vida.
Hace tres semanas, la Cámara de Casación le concedió la prisión domiciliaria en una causa en la que está condenado por el secuestro y homicidio de un joven de 22 años durante la dictadura, pero el beneficio no se concretó.
El tribunal casatorio había entendido que Etchecolatz requería una asistencia personal especializada en adultos mayores durante las 24 horas y esa atención no estaba garantizada en la prisión de Campo de Mayo que depende del Servicio Penitenciario Federal.
Etchecolatz fue director de investigaciones de la Policía Bonaerense durante la etapa más feroz de la represión del régimen que sojuzgó a la Argentina entre 1976 y 1983.
En mayo pasado recibió su última prisión perpetua, en un juicio en el que también resultó condenado a la misma pena el ex policía Julio César Garachico.
Ambos fueron hallados responsables de los delitos de “privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos y homicidio calificado” en perjuicio de Jorge Julio López, Norberto Rodas, Alejandro Emilio Sánchez, Patricia Dell Orto, Francisco López Muntaner, Efraim Guillermo Cano y Ambrosio De Marco.
En el caso de Jorge Julio López, la condena no se relacionó con su desaparición sino con el secuestro y las torturas que padeció durante la dictadura, y por las que estaba declarando en 2006, cuando fue visto por última vez.
Justamente en aquel juicio, López describió los padecimientos del resto de las víctimas de este juicio. (NA)