Cortéz, maestro paellero: "A nosotros nos gusta mucho representar a la ciudad"
Como siempre, variada y nutrida cantidad de espectadores se dieron cita. Pobladores del lugar, visitantes ocasionales y seguidores de esta atractiva propuesta colmaron el lugar, en lo que constituyó su cuadragésima segunda versión.
ALGO DE HISTORIA
"La primera actividad la hizo el Club Español, una empresa gastronómica se encargó de la paella pero cocinada en partes separadas. El sonidista del lugar era 'Chiche' Del Rosso, que les comentó a los organizadores que en Balcarce, en 1981, habían hecho una paella para 2.000 personas en el Prado Español, con una sola paellera. "Entonces vino el presidente del Club Español, que se llamaba 'Manolo' García, como no podía ser de otra manera… y le dijo a mi papá si se animaba a ir hasta Villa Gesell", contó Cortés.
El problema era cómo transportar la paellera, que le había regalado la Sociedad Española local. Juan Manuel Fangio, quien además de una amistad había compartido con Cortés la sociedad de una fábrica de fécula de papa en cercanías de la Estación, le dijo que personalmente se encargaría de conseguirle una nueva. Así, lo conectó a Juan Manuel Bordeu, quien estaba casado con la viuda de Protto, titular de un taller fabricante de llantas deportivas, en San Nicolás.
"Ahí se hizo una paellera gigante y se trajo desde allá, pero como medía seis metros de diámetro y agarraba las dos manos de la ruta, la trajeron partida en dos mitades, una arriba de la otra. En Balcarce se unieron las partes, tiene una pestaña con tuercas y bulones donde se une con una junta para que no pierda ni una gota de caldo", añadió.
La misma posee un peso que ronda los 1.500 kilogramos, por lo cual el propio paellero mandó en su oportunidad a diseñar en el taller de "Tito" Barbieri, ubicado en Av. Primera Junta y 14, una que llega a los 800 kilogramos, con el mismo diámetro, que por otra parte es la que aún se utiliza en la actualidad. Claro está, con algunas ondulaciones, producto precisamente de tanto uso.
"Nosotros cuando la tenemos que mover necesitamos seis u ocho personas, en cambio con la otra teníamos que llamar a toda la familia y amigos para poder correrla", explicó.
RECORD GUINNESS
La paella mayor en lo que a cantidad de comensales se refiere reunió a diez mil personas, inclusive mereció registro en el Libro de Récords Guinness, en ocasión de una celebración realizada por una clásica marca de detergente, en Mar del Plata.
"Cocinamos la paella, la servimos en platos de melamina y cuando cada uno terminaba de comer se perforaba el plato con una especie de sacabocados y se ponía en una grúa, sellándose la cantidad cada vez que se agujereaba un plato, para poder contar que habían comido diez mil personas Vino la gente de Inglaterra, del Guiness, recuerdo que se llamaba Michael Porter el representante de la firma, registrándose eso porque se lavaron los diez mil platos con una botellita de ese detergente".
LABOR EN EQUIPO
Como todo equipo, el que integra la familia Cortés tiene sus integrantes, quienes dividen las tareas según lo que habitualmente llevan a cabo cada vez que sus servicios son requeridos. Por caso, la cifra en este caso asciende a doce, destacándose que los miembros siempre son los mismos. "De la época de papá está Jorge Ramundo, su amigo Stéfano Pasquale, su hijo Pablo, Juan Carlos Cuevas y siguiendo las generaciones, se ha incorporado la familia como mis hijos y mi señora, porque por supuesto en una cocina no puede faltar el toque femenino".
La acción se divide en dos sectores. Por un lado la tarea metalúrgica, que entre otras incluye el chequeo previo del material antes de salir, posteriormente el armado y manejo del fuego, algo crucial especialmente cuando la paella se hace al aire libre; por el otro, la labor gastronómica que abarca el procesamiento del marisco y aprovisionamiento de los diversos productos a utilizarse, además de la cocción.
UN AÑO SEGUIDO
"Cuando se le ocurre a papá esta idea en el '81, estuvimos comiendo paella casi un año. Le pedía la balanza de pesar oro a García, nuestro vecino de la Joyería Kelly, para ir haciendo los ensayos con gramos y luego multiplicarlos por las cantidades. Esa receta es una de las fórmulas en que todos los ingredientes estén en su proporción. Si le ponemos mucho aceite sale grasosa, si le ponemos poco caldo sale sosa, con mucha sal queda salada…"
Y entre tantas realizadas, surgen las anécdotas, que más que eso son experiencias que sirvieron para posteriores realizaciones. En ese sentido, Cristóbal Cortés contó que en una ocasión tuvieron que hacer una paella para una empresa de caldos, notando que existía una mezcla distinta de los caldos de otras dos marcas que ellos usaban habitualmente. "Tuvimos que hacer una adaptación de las proporciones, con ensayos previos. Lo mismo ocurre con el arroz, aceptamos más de una marca, pero en alguna oportunidad nos han dicho tengo a tal miembro de la comisión directiva que colabora con tal arroz. Lo probé y no me iba a funcionar, entonces contamos con cuatro o cinco marcas de arroz, igual con el tomate, mientras que otras están en la lista negra", añadió.