Bertha Benz: la mujer que revolucionó el mundo automotor
En el marco del mes de la mujer, el Museo Juan Manuel Fangio realizó un evento en honor a Cecile Bertha Ringer, la primera mujer que condujo un automóvil y completó un viaje de larga distancia.
El evento fue organizado por el Rotary Club Balcarce y la Fundación Fangio.En su discurso, la presidenta del Club Rotario, Susana Scioli destacó el papel pionero de Ringer en la industria automotriz, haciendo hincapié en sus contribuciones junto con su esposo, Carl Benz, en el desarrollo del primer automóvil de tres ruedas. Scioli también enfatizó la importancia de los derechos y la igualdad de las mujeres, estableciendo paralelismos entre los logros de Ringer y la lucha en curso por la igualdad de género.
«Pretendemos que la historia de Bertha tome parte, sea conservada y conocida a través del tiempo junto a las grandes historias del mundo del automovilismo. Este proyecto fue gestado por un rotario apasionado del automovilismo, quien nos hizo conocer la historia de Bertha Ringer de Benz. La primera mujer en conducir un automóvil de tres ruedas creado por su esposo».
«Cada uno de ellos realizó un valiosísimo aporte sin importar el género. Logrando juntos dar el puntapié inicial a una inimaginable industria que no ha parado de evolucionar hasta nuestros días y lo seguirá haciendo. En este día tan especial de lucha por los derechos de la mujer y como rotaria, debo decir que al respecto nuestra institución muestra una cronología que incluye también hitos históricos. Como la inclusión de la mujer en Rotary y las primeras mujeres en alcanzar cargos de liderazgo contribuyeron a crear una mayor diversidad y crecimiento de la institución».
«Estas líderes y todas nuestras socias generan hoy cambios positivos en comunidades de todo el mundo. La igualdad no reconoce géneros, rompamos barreras y construyamos puentes para lograr respeto, inclusión y equidad para todos los seres del mundo».
«Bertha no solo fue la esposa de Carl Benz, sino que también fue su socia y su apoyo incondicional en una época en que las mujeres no tenían el mismo acceso a la educación y las oportunidades que tenían los hombres. Bertha se atrevió a soñar en grande. Se atrevió a creer en su esposo y en su invento. Y se atrevió a tomar el volante y conducir el automóvil en un viaje épico de 65 millas (106 km.). Hoy podemos aprender de la valentía y la determinación de ella. Podemos aprender a ver más allá de las limitaciones y a creer en nuestras propias posibilidades. Sigan soñando en grande, que sigan creyendo en ustedes mismas y sigan adelante sin importar los obstáculos que se nos presenten», concluyó.
EL VIAJE DE BERTHA
En 1886, Carl Benz solicitó la patente de su invento, el primer automóvil de la historia, una innovación que marcaría una época. Aunque la visión empresarial de Benz no era su punto fuerte, la de Bertha fue decisiva. Ella apoyó a su marido desde el principio y creyó que su invento sería un éxito sin precedentes. Pero para poder vender esa nueva forma de movilidad, hacía falta la prueba definitiva: demostrar que el vehículo era fiable y que podía recorrer rutas de larga distancia.
Para demostrar que el Motor-wagen model 3 podía venderse, necesitaba completar un largo recorrido transportando pasajeros. Una mañana de agosto de 1888, Bertha y sus hijos se dirigieron al taller donde se encontraba el artilugio, lo sacaron cuidadosamente y lo arrancaron una vez que estuvieron a una distancia prudencial de la casa, para no despertar a Carl.
Ella dejó una nota en la mesa de la cocina en la que indicaba que se dirigían a Pforzheim, su lugar de nacimiento, pero sin mencionar que habían tomado prestado el coche.
Tras muchas vicisitudes, consiguieron llegar a su destino al anochecer, quedando plasmado en los libros de historia el primer viaje de largo recorrido con un automóvil. Unos días más tarde, emprendieron el camino de vuelta por una ruta más corta, completando así los más de 180 kilómetros de esta singular aventura.
Con este primer viaje en automóvil, Bertha demostró a su marido que su invento funcionaba a la perfección. Además, los muchísimos escépticos que no entendían deshacerse de la tracción animal para viajar, comenzaron a ver un futuro prometedor en la patente de Karl Benz. A raíz de esta primera prueba de conducción, a la patente del motorwagen se le incorporó una marcha más en el cambio y un freno más eficaz.