Jorge Doménico y Oscar Erratchu

Nunca es tarde para cumplir un sueño, con una cuota de esfuerzo y entusiasmo podemos tener la satisfacción de tachar de la lista uno de nuestros deseos. Jorge Doménico y Oscar Erratchu lo han logrado a sus 71 y 75 años respectivamente y en diálogo con El Diario contaron cómo el destino actuó para que después de tantos años al fin disfruten al máximo la experiencia de volar.

Nacidos y criados en Balcarce, Jorge y Oscar nunca perdieron la pasión y esa inquietud por volar, aunque la vida los haya llevado por diferentes caminos el sueño de su juventud se mantuvo intacto. Hace solo unos días, después de un año de mucho estudio y trabajo, finalmente obtuvieron su licencia de piloto privado. “Es una satisfacción”, expresaron.

UN SUEÑO DE TODA LA VIDA

Fue en septiembre del año pasado, cuando los balcarceños decidieron dar el primer paso hacia la meta, inscribirse en el curso de piloto privado. “Oscar vino a mi ferretería y me comentó sobre esta locura de volar, era algo pendiente que tenía de toda la vida por eso vino a buscarme. Yo tenía dos opciones o iba a estudiar ingeniería o iba a ser piloto de avión y bueno, me decidí por ingeniería, pero la aviación es algo que tenía en mente desde muy chico”.

“Mi miedo al principio era no pasar el examen psicofísico, fue la razón por la que nunca me animé a volar. Así que deje los miedos y arranqué”, mencionó Jorge. “Estar ahí arriba es hermoso, lógicamente es algo que te tiene que gustar, no es solo ir para probar de qué se trata . Yo me crié muy cerca del Aero Club Balcarce, de chico veía los aviones, la gente pasar, yo sabía que no era algo para todo el mundo, vos decís ‘que lindo seria ser uno de ellos y poder volar’ pero nunca se dio, hasta este momento”, indicó Oscar.

Oscar creció tomándole el gusto al automovilismo, su primera carrera fue con una camioneta Chevrolet de su papá, compitió en la categoría Mar y Sierras con el "tractor" de Eduardo Casá y años después debutó en Turismo Carretera. “Mi pasión por los fierros y la aviación están de alguna manera enlazadas, nunca pensé que lo iba a disfrutar tanto, son dos cosas totalmente diferentes”, relató el expiloto de TC.

“SIEMPRE SE PUEDE”

Jorge y Oscar también bajaron un mensaje a todas aquellas personas, jóvenes o adultos, que quieran perseguir sus sueños que lo hagan sin limitaciones. “A veces uno se queda con ganas de hacer cosas porque le parecen imposibles o que están muy lejos, pero no es así. Estás más cerca de lo que uno cree, me hubiese gustado hacer esto de más joven, seguramente hubiésemos llegado más rápido al objetivo, pero de todas formas lo disfrutamos mucho”, comentó Erratchu. “Cuesta un poco más, pero se puede, a cualquier edad”, agregó.

“Todos los vuelos se hacen acompañados de un instructor, volando a 2.000 pies de altura y con trayectos que van de una localidad a otra, siempre en la zona. Los ejercicios arriba del avión son todo tipo de maniobras, ahí aprendés a sentir el avión, a corregirlo con los comandos y todo tipo de controles”.

“Compartir esta aventura con Oscar hizo que todo sea más ameno, porque nos acompañamos siempre, nos juntábamos a estudiar, intercambiábamos puntos de vista. Además de sentir siempre el apoyo de nuestras familias, eso también es importante. También están los momentos bravos, en donde el instructor considera que estás listo y tenés que volar solo, porque mirás para el costado pero no tenés a nadie. Pero una vez que estás arriba y tenés claro lo que tenés que hacer se hace todo fácil, mientras sigas los pasos que te fue marcando el instructor y que fuiste poniendo en práctica no hay manera de errarle”, indicó Jorge.

“En mi caso, si vos querés correr en auto nadie te enseña cuáles son todas las maniobras, en una carrera te guiás más por la intuición, eso en la aviación no pasa, está todo muy marcado como para que sigas exactamente todos los pasos, nada está librado al azar”, remarcó Oscar.

Roberto Schulk fue su instructor durante todos estos meses y quien los acompañó a la entrega de las licencias, “estamos muy agradecidos con él, fue quien nos marcó el camino de forma impecable, apoyándonos en todo momento”, añadió. Jorge y Oscar deberán sumar ahora 25 horas más de vuelo para poder transportar a otra persona en el avión, la excusa perfecta para invitar a un familiar o amigo a esta aventura. “Ya tenemos una lista larga de gente que quiere subirse con nosotros al avión”, comentaron entre risas.

“Hay preconceptos en mucha gente porque piensa que es peligroso pilotar un avión y es todo lo contrario, es mucho más seguro que andar en auto, siempre y cuando cumplas con todas las normas y las instrucciones. Además estamos hablando de aviones livianos, son como barriletes en el aire, en el caso que tengas que realizar un aterrizaje forzoso podés hacerlo en un descampado y no vas a tener ningún accidente, es más, salís caminando del avión sin ningún problema”, remarcó Oscar.

“No se puede describir la sensación de estar volando, es lindo sentir esa libertad pero más lindo es sentir que estás cumpliendo con un sueño de muchos años”, expresó con una sonrisa Jorge. “Además toda la gente del Aero Club nos hizo sentir muy cómodos, por lo que estamos más que agradecidos con todos los integrantes de la comisión, desde el presidente hasta el último vocal. Es gente macanuda que desde el primer día nos ayudaron y nos incentivaron a seguir adelante”, destacó.

AEROCLUB BALCARCE

La Escuela de Vuelo es, sin dudas, el corazón del Aero Club Balcarce. En sus 70 años de historia ha dado muestras de su liderazgo en materia de instrucción y formación de pilotos. “Hay mucha camaradería, eso te ayuda a ponerte metas, entablar vínculos, cada charla con los demás pilotos gira alrededor de un avión, no hay mate ni charla que no se hable de eso”, mencionó Oscar. “Es muy diferente al ambiente del automovilismo, ahí se trata de una competencia y no generás esa relación con los demás pilotos, ahí nadie te ayuda a ser mejor”, agregó.

“Todos los pilotos te dan consejos de como volar con determinado viento, sobre alguna maniobra o te va a compartir una opinión para que mejores. Nos llamó la atención como Sergio Sosa, un piloto que para nosotros es una estrella por el nivel que ha alcanzado, cómo se sienta a tomar mates con nosotros en el Aero Club y nos enseña, es importantísimo para nosotros la palabra de él. Tanto Sergio como toda la gente que forma parte del Aero Club hace esto por vocación, no todos sienten amor por lo que hacen. Además hacen que se conserve tan bien una entidad de tantos años al servicio de Balcarce”.

La historia de Jorge y Oscar va más allá de los logros individuales, se trata de un testimonio inspirador de que nunca es demasiado tarde para perseguir tus sueños y desafiar los preconceptos. Su valentía y determinación son un recordatorio poderoso de que el cielo es el límite cuando se trata de alcanzar nuestros sueños. “A todos les digo que si sentís pasión por algo no te quedés con las ganas, intentalo porqué se puede”, concluyó Oscar.