Taller Protegido: trabajando a favor de la integración
“Con perseverancia, alegría y voluntad se logran aquellos objetivos que creíamos imposible”. Esta frase sirve como síntesis para quienes forman parte de la familia del Taller Protegido Balcarce, en este camino transitado que llega a los 35 años de vida. Pero no es la única.
Hay otra que también resume el espíritu que persigue la entidad desde su creación como lo es “El trabajo dignifica” y que involucra a las personas discapacitadas que tiene un espacio para el desarrollo de sus habilidades.
La necesidad que tenían los jóvenes discapacitados, con hábitos y conductas para trabajar en su vida adulta, de insertarse en el mercado laboral motivó la creación de la entidad en el año 1986. Desde entonces, fueron muchas las personas que encontraron allí una posibilidad de trabajar e integrarse en la comunidad.
De lunes a viernes, 32 operarios dan vida propia al Taller Protegido de Producción Balcarce. Allí confeccionan bolsas de polietileno para residuos y sobres de papel de diferente tipo y tamaño. Pero también pueden elaborar otros productos de acuerdo a los pedidos que se reciban.
En cada caso, los operarios utilizan las mismas herramientas y elementos que existen en los procesos industriales o comerciales. Pero cabe hacer una salvedad: las manos hacedoras son de personas que están debidamente capacitadas para esa tarea.
Asimismo, la institución tiene una estructura de carácter empresarial que garantiza una verdadera inclusión y la consecuente optimización de su calidad de vida. Hay un plantel técnico profesional a cargo de la coordinadora Susana Testa, quien está acompañada por Virginia Guariste, Claudia Petruccelli, Marisel López, Mariana Diorio, Daniela Soprana, Dario Paciaroni y Adriana Blanco. Todos ellos cuentan con el invalorable respaldo de los miembros de la comisión directiva que preside Ester Vásquez.
LA PRODUCCIÓN
Muchas instituciones y empresas locales adquieren sobres de papel y bolsas al Taller que elaboran los operarios en un ambiente de calma y orden en cada uno de los amplios salones donde, divididos en mesas de acuerdo a la labor que tienen asignadas, doblan, cortan, pegan y arman los productos. Una vez que estos son comercializados, se deducen los gastos y el producido tiene como destino a los propios operarios.
EL TRABAJO EN TIEMPOS DE PANDEMÍA
La pandemia por el Coronavirus obligó a reformular el funcionamiento del Taller para ponerle freno al avance de la enfermedad. Era necesario seguir adelante para atender la demanda que adquiere bolsas y sobres, entre otros elementos que allí se fabrican.
En plena cuarentena, los operarios no concurrieron por lo que el personal afectado a las áreas de coordinación y administración asumió el compromiso y le dio continuidad a la confección de los productos. “Aprendimos un montón de cosas en todo este tiempo. Nos dimos cuenta que no es sencilla la tarea que desarrollan los operarios. En marzo retornaron los operarios, protocolo mediante pero luego se suspendió la presencialidad ante el aumento de casos. Recientemente retornaron nuevamente, desempeñándose laboralmente en burbujas”, contó Testa.
Por último, la coordinadora del Taller, quien hace 25 años que se desempeña allí, expresó su agradecimiento a los operarios, a sus familias, a los directivos, personal y a la comunidad por el permanente respaldo a la entidad.
