El INTA Balcarce le pone fichas a la edición génica
El trámite ya está iniciado ante el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y se espera que en breve la novedad se oficialice: se trata de la inscripción de la primera variedad de papa con edición génica de Argentina.
Es un desarrollo que lleva adelante la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Balcarce, que logró modificar con esta técnica el gen de polifenol oxidasa y evitar lo que se denomina técnicamente un pardeamiento enzimático. La traducción: que la papa no se oxide o se ponga “negra” cuando sufre golpes o se corta y queda expuesta al aire.
Se trata de un factor de calidad que es muy considerado tanto por los consumidores de este tubérculo como por la industria, y por eso es un salto agronómico que puede traducirse en mejoras productivas y para la economía de la cadena.
“Se estima un aumento del 35% en los ingresos para los productores”, sintetizó el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Mariano Garmendia.
EDICIÓN GÉNICA: PRESENTE Y FUTURO
Esta nueva papa es un mojón dentro del camino que el INTA quiere transitar de generar más variedades de diversos cultivos con la técnica de edición génica.
Es una herramienta que ya es un presente, pero se considera también una de las claves para el futuro de la biotecnología, porque permite obtener resultados similares que con la transgénesis, pero al no mezclar genes de un cultivo con otro, sino editar los que ya tiene la semilla o la planta, no se considera un organismo genéticamente modificado y por tanto no tiene que pasar por todos los procesos burocráticos que imponen las autoridades para permitir nuevos OGM.
A tal fin, Garmendia señaló que el INTA está invirtiendo U$S 5 millones en Balcarce, dentro de un plan que también suma otros U$S 5 millones para un “criobanco” de semillas en el INTA Castelar y mejoras en laboratorios del NEA, NOA y Cuyo.
“Los procesos de edición génica son cada vez más importantes. Y en conjunto con los bancos de germoplasma que tenemos en el INTA, podemos seguir incorporando más y mejores variedades, tanto por generación in vitro o utilizando las colecciones vivas”, prosiguió el dirigente tucumano.
Los fondos para estas inversiones son aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dentro de un programa global por U$S 54 millones para Fortalecimiento de Capacidades del Instituto.