"Por el año '97, hacía poquito había llegado de Mar del Plata, tras ganar un concurso del IDEB para volver a Balcarce a trabajar. Entonces nos presentamos con Lía, mi esposa, ante el padre Andrés Mangas y le dijimos que queríamos hacer algo en la comunidad y así pasamos por San Camilo, haciendo la taza de leche y demás. Viendo que todos esos lugares ya estaban armados insistimos, porque nosotros veníamos de trabajar bastante en Mar del Plata, entonces nos mandó a hablar con 'Pocho' Martorello, un legionario de María que ha estado muy presente en la fe de nuestro pueblo durante mucho tiempo. Me llevó un sábado al Hostal de los Abuelos, me presentó, se paró delante de todos y les dijo que a partir de ese día yo iba a ir todos los sábados a charlar y rezar con ellos. Así empecé, primero sólo y después con mi mujer, íbamos en bicicleta hasta allá, rezábamos algunas oraciones, charlábamos en grupos, llevábamos caramelos y tratábamos de compartir un rato", comentó inicialmente, rememorando aquellos primeros contactos.

Cuando llegó como sacerdote José Luis Puñal, De Santis le mencionó que a los abuelos nadie les llevaba la comunión ni había sacerdotes que se acercaran, a lo que recibió como respuesta que tenía pensado designar Ministros para que realizaran algunas tareas pastorales. Después de un tiempo comenzó dicha preparación, la cual se extendió por un lapso inferior al año y un total de siete personas recibieron su nombramiento. Empezaron a visitar los hogares, hacer celebración de la palabra y a llevar la comunión.

"A mí me gustaba mucho eso, incluso algunos sábados llegué a celebrar la palabra en cinco lugares distintos: en el Hogar "Pinto", en el Hostal de los Abuelos, otro en la 18, en el que está en la 27 y en el que había en 11 y 4. Llegaba, reunía a los abuelos en un lugar y hacía la celebración de la palabra, leyendo el Evangelio, una pequeña reflexión, el acto de contrición y se les daba la comunión a los presentes. Es algo similar a una misa pero sin consagración, que por otra parte aún sigo haciendo".

SIGUIENTE INSTANCIA

El Ministro Extraordinario de la Comunión se desempeña en esa condición por un tiempo limitado, habitualmente son cinco años de accionar. Por ello consultó a José Luis Puñal y este le dijo que había una instancia que directamente era ser Diácono Permanente, con la particularidad que podía ser una persona casada, pero que para ello había que hacer un trabajo de discernimiento.

"Porque ser Diácono no significa hacer una tarea, ser Diácono es sentirse servidor, es una forma, un estilo de vida. Ahí empecé mi trabajo de discernimiento, que lo cumplí cuando vino acá Pablo Bosisio, que fue quien me presentó hace nueve años en la Escuela de Diaconado. Porque te tiene que presentar un párroco, aducir que sos una buena persona, que estás encaminado en la fe, querés progresar en ella y hacer un camino de estudio", relató.

Fue recibido en ese momento por el Obispo Antonio Marino y rápidamente comenzó sus estudios. Paralelamente a la faz académica, que está culminando en estos días, existe una parte pastoral y espiritual humana donde los directores, que en este caso son los Padres Ezequiel Kseim y Fernando Mendoza, conjuntamente con el obispo de turno y el párroco local, efectuaron una tarea de monitoreo para ver "si lo que decís es lo que hacés y si lo que hacés es lo que debés hacer… en definitiva, si sos coherente".

Por lo tanto, comenzaron a ser cada vez más asiduas actividades tales como la participación en la iglesia a través de la intervención en las misas, haciendo responsos y otras acciones propias de dicho ámbito, algunas de las cuales ya venía practicando. Y un aspecto no menor es que contó con el beneplácito de sus seres queridos: "fui avanzando un poquito más, sentí que el llamado era este y tuve que postularlo en familia. Mi esposa y mi hija me dijeron que sí, mis padres se alegraron y así empecé. Es un camino familiar, donde todos fuimos poniendo una cuota importante de entrega y de servicio, porque cuando yo me borro todo el sábado y parte del domingo la que soporta la situación y mantiene la casa es Lía. Después ella se fue incorporando también, está en la Pastoral del Bautismo, da charlas pre bautismales y además acompaña a la gente que se bautiza. Y somos coordinadores de un grupo de matrimonios hace unos cuantos años y en lo Pastoral hacemos algunas otras tareas".

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Sus estudios los realizó en el marco de continuos viajes a Mar del Plata, inclusive había un momento en que no tenía la posibilidad de cursar materias porque no había un profesor que estuviera dándolas.

"Si hubiese vivido en Mar del Plata tendría clases todos los días, de 19 a 22.30. De acá siempre fui todas las veces que pude, a veces viajaba los fines de semana, ocasionalmente también entre semana, por eso me ha llevado mucho más tiempo. A veces un sábado arrancábamos a las 8 hasta los 12 o 12.30 y después continuábamos a la tarde capaz que hasta las 17".

Materiales como Eclesiología, Cristología, Derecho Canónico, Doctrina Social de la Iglesia, Nuevo Testamento y Antiguo Testamento son solamente algunas de las más de 30 que cursó en la carrera. En la cual a veces tuvo que sacar fuerzas para seguir adelante, aunque el objetivo que perseguía y el apoyo de los suyos siempre pudieron más que el cansancio físico.

En ese sentido, Walter De Santis manifestó que "hay momentos donde uno flaquea y tiene ganas de tirar todo. Yo me acuesto todos los días a las 12 y me levanto a las 5, estudio hasta la hora de ir al trabajo y a veces vengo a la noche y me pongo un rato más, hago algún resumen u otra actividad, es un ritmo complicado. Lo llevo en el corazón y lo siento, yo siento que el Señor me llama, esto no se hace por un título y un Diácono jamás va a cobrar un peso. Y después está el esfuerzo cotidiano. Pero, ¿quién soportó todo eso? Mi esposa, que fue el sostén, el pilar donde me paré".

Otros que le brindaron su respaldo fueron los dueños de la firma Antonio Scioli e Hijo, en la cual presta servicios hace 17 años. Conocedores de su decisión y vocación de servicio, fueron condescendientes y acompañaron en lo que pudieron. "Durante los últimos años he pedido permiso algún sábado para poder viajar a cursar a la mañana, pero en líneas generales siempre traté que no afectara lo laboral. Ellos están contentos, siempre me apoyaron, inclusive han estado en cada uno de los pasos. Cuando me admitieron (a mitad de la carrera) fueron los únicos de Balcarce que estuvieron", añadió.

ACTO DE ORDENACIÓN

El acto de ordenación se llevará adelante el viernes venidero, a la hora 19 en la parroquia "San José", ocasión a la cual podrán asistir hasta cien personas, de acuerdo a las habilitaciones dadas a conocer por el Gobierno nacional en los últimos días.

"Vendrá el Obispo Monseñor Gabriel Mestre, el Obispo Auxiliar Darío Quintana, varios sacerdotes y algunos diáconos. Porque dentro del rito, luego que yo soy ordenado, luego de la postración en el altar, el Obispo con la imposición de manos me ordena y otros diáconos me van a revestir. Yo voy a estar con un alba blanca y me van a poner la estola cruzada y la dalmática, a partir de ese día voy a poder usarlas siempre. Estoy expectante y muy nervioso, el otro día le decía al Padre algo como que ahora el cuadro me queda más grande que el marco. En esto cuando uno empieza a caminar tiene una visión de las cosas, pero a medida que te vas metiendo te das cuenta que es más profundo, que va más adentro y requiere mayor respeto, no solamente en el altar sino que me requiere a mí un respeto mucho mayor en la calle, con la gente, en la comunicación cotidiana y en el trato con los demás. Porque tengo que ser coherente, aunque uno no pasa a ser un santo tampoco, sos una persona más. Pero sí estoy muy esperanzado en poder servir, todo lo que vengo haciendo hasta ahora y más: la alegría de poder recibir a un chico cuando se va a bautizar, que es darle la vida eterna; la posibilidad de compartir el momento más hermosa de tu vida que es cuando se casan dos personas y seguir haciendo catequesis, en un lugar que me gusta mucho que son los responsos. Porque en el momento de dolor es cuando más necesitás una palabra de aliento. Si no mostramos realmente a este Dios que nos ama que es lo que me obligó a mí a meterme en este camino, estaría equivocado".

FE Y SERVICIO

Un momento que siempre recuerda Walter De Santis fue cuando se produjo el fallecimiento de su hermano menor Aníbal, a quien además del lazo que los unía lo consideraba su hijo, su amigo y con el cual vivió un montón de cosas.

Considera que si el día que lo perdió no hubiese estado en la fe, difícilmente habría podido superar esa instancia de la manera en que lo hizo, al igual que ocurrió con la muerte de mis padres. "La fe no te da un escudo para evitarte los problemas, lo que hace es que los puedas ver con una mirada distinta, no mirar la muerte como el final sino como el inicio de una vida nueva", explicó.

Asimismo, dio a entender que de una u otra manera todos somos servidores y venimos a este mundo a aprender, enseñar y a servir: "vamos a estar un rato acá, son pocos años, entonces para qué generar caos, violencia, amargura si podés ser nexo de unión, concordia, misericordia y perdón. Más allá de que uno es humano y se le pueden escapar cosas, pero en el fuero íntimo lo que me mueve Dios es a ser buena persona, porque si yo miro el sacrificio que hizo Jesús por mí tengo que sentirme muy chiquitito si no respondo a tanto amor con amor".