De tal palo…

Alejandro Romero trasladó la pasión por la ganadería a su hijo Emanuel. Ambos disfrutaron juntos la jura Angus en la pista central de Palermo.
BUENOS AIRES (Enviado especial).- Son los verdaderos responsables de darles agua, granos y fardos de alfalfa a los animales de lunes a lunes. Son los que los bañan, les soban la cabeza y los hacen "suyos" por la prepotencia de la constancia.
Son apasionados en lo que hacen. Se nota claramente en el contacto diario con los bovinos.
Alejandro Romero (38 años) escribe una particular historia. Su ligazón con el campo comenzó desde muy pequeño en su Corrientes natal cuando su tío Jorge convocó a su padre a trabajar con la ganadería. Desembarcaron llenos de ilusiones en la cabaña "La Legua", en Coronel Pringles, donde Alejandro se desempeñó hasta los 19 años. Luego lo hizo en "Piray Miní" y continuó en 1998 en "El Cerro", donde trabajó hasta 2007 cuando se suma a "Inambú" que estaba dando sus primeros pasos en pedigree y puro controlado. Hoy la cabaña está muy bien posicionada a partir del trabajo constante y la calidad genética de sus ejemplares Angus.
UN MOMENTO UNICO
En Palermo 2017, Alejandro vivió un momento inolvidable. Compartió la pista central con su hijo Emanuel (22 años), quien también es un apasionado por la ganadería.
Ambos coincidieron el momento de la jura cuando exhibieron ante el juez norteamericano sendas Terneras Intermedias ante una tribuna repleta de público.
"Fue una alegría enorme estar junto a papá en la pista. De él aprendo todos los días porque es lo que heredé y realmente me gusta", dice tímidamente Emanuel mientras atiende uno de los ejemplares en el box asignado en la Rural.
Con respecto a su trabajo, parece rutinario pero no lo es. Arranca muy temprano para alimentar al rodeo y se termina con las primeras sombras de la noche. A esto le suma las cuestiones imprevistas u otras programadas que hay que atender.
Ese ritmo no es el mismo en "Inambú". Cuando se acerca una exposición, la preparación de los animales se intensifica y la presión aumenta porque quienes forman parte del equipo de trabajo saben que en sus manos está parte del éxito.
Alejandro y Emanuel son apasionados por la ganadería. Y eso los lleva a compartir con intensidad el trabajo que realizan.
En Palermo ambos disfrutaron de un momento único aunque evitaron hablar de resultados, en especial Alejandro porque el animal que paseó en la arena palermitana su hijo fue el que más se destacó en la consideración del jurado.
De tal palo…