«Rescates perrunos», otra muestra del amor a los animales
La labor en sus diferentes variantes del cuidado de los perros en la ciudad cuenta con varias personas entusiastas, quienes en pequeños núcleos, también bajo la forma de una entidad constituida o bien a través de acciones individuales, llevan a cabo la tarea de «levantar» a las mascotas de las calles, campos o lugares donde se las maltrata para cuidarlas, acondicionar la salud de aquellas que experimentan algún padecimiento y tratar de encontrarles una familia que apueste a su adopción.
«Rescates perrunos» es uno de los grupos que dedica su tiempo a esta iniciativa. Está compuesto por cuatro integrantes, tales los casos de Verónica García Kopel, Florencia Aranaga, Daniela Lacombe y Laura Mora.
«Nosotras nos conocimos en el verano, fue a través de la Protectora. Todas trabajábamos solas, nos empezamos a unir a través del Facebook, a darnos una mano entre todas y sin darnos cuenta un día estábamos levantando perros. Fue en febrero, les dije a las chicas que iba a hacer una página y si se querían sumar. La idea era publicar ahí nuestros casos, los que rescatábamos nosotras, pero después obviamente que la gente que se enteró empezó a pedir ayuda y entonces empezamos a hacer difusión, para dar una mano. Después que creamos la página el aguante de la gente fue instantáneo, crecimos muchísimo en poco tiempo, realmente no lo podemos creer. Ahí nos pueden inscribir y consultar», avisó la primera de las nombradas, en charla mantenida con El Diario.
CON VARIADA AYUDA
Según hizo saber, sin el aporte de los voluntarios se convertiría en una situación no factible poder trabajar en este aspecto, que tiene algunos puntos salientes que precisamente son cubiertos por las propias protagonistas como por aquellos que ofrecen su colaboración desinteresada.
«Fuimos armando una red y la principal es la de tránsitos, creemos que sin tránsitos sería imposible levantar perros. Después está la gente que dona alimentos o económicamente, generalmente son las mismas personas. Nosotros pedimos donaciones de todo, pero por suerte tenemos la veterinaria de 14 y del Valle que nos hace el aguante, tenemos una cuenta ahí donde la gente puede pasar a colaborar en el pago de alimento, correas, pipetas y demás. Pero no tiene atención veterinaria, con eso nos manejamos con Noya y Suyai, que también nos hacen el aguante, ahí también la gente nos ayuda», destacó.
En tanto y como es de público conocimiento, el tema de las castraciones es obra del área de Zoonosis de la Municipalidad de Balcarce, por lo cual se convierte en una tarea menos en este accionar del grupo.
EN SERIAS DIFICULTADES
Perros mayormente, pero también en algunas ocasiones gatos, son los que aparecen en las publicaciones de «Rescates perrunos», de la red social Facebook.
Muchos de ellos provienen de lugares o situaciones de los que fueron recuperados por alguna de las cuatro integrantes del grupo. Y muchas veces, en circunstancias lamentables, de acuerdo al testimonio ofrecido por García Kopel.
«En los rescates no sabés con qué te vas a encontrar. Generalmente son rescates grosos, perros que están muy mal. Nosotros empezamos con ‘Luna’, pero el más conocido fue ‘Milo’, un galgo que estaba destruido, no tenía un solo pelo, estaba con demodexia y con más cosas, hace cinco meses que lo tenemos y se va recuperando bien. Hay veces que tenemos la suerte de encontrar un perro y darlo en adopción en forma rápida, pero después hay otros que hemos encontrado llenos de gusanos, como ‘Chavito’ o‘Garri’, que es un galgo que sufrió muchísimo. O ‘Nela’. Lo que pasa es que muchos galgos maltratados los encontramos en un barrio y por suerte logramos rescatarlos a todos», contó.
DISTINTAS SENSACIONES
Quienes trabajan en el rescate de los perros de las calles u otros lugares donde no se encuentran en las mejores condiciones, experimentan distintas vivencias en dos momentos claves, es decir a la hora del rescate y cuando lo entregan a una familia para que los cobije.
García Kopel sobre ello dijo que «cuando nosotras encontramos un perro, lo primero es desesperación y generalmente no pensamos mucho, levantamos el perro y después vemos qué hacemos. Si lo levantamos es porque es muy grave, generalmente esos casos los transitamos nosotras. Y después es hermoso ver al perro confiar de nuevo, recuperarse, se le cambia la cara, todo, es inexplicable. Y cuando los entregamos lloramos de emoción, de alegría, la que tiene el perro en tránsito lo sufre muchísimo. El último que tuve yo, ‘Chavito’, estuvo dos meses en casa y cuando lo entregué a una gente de Mar del Plata, fue como dar a mi perro, es como que se va una partecita tuya. Es tristeza y emoción a la vez».
SEGUIMIENTO DE CASOS
En un aspecto en el que hacen mucho hincapié es en el seguimiento de cada caso, tanto en la previa de la entrega como una vez que este acto acontece.
«A veces la gente se enoja. Para la adopción hacemos una entrevista y si no cumplís con uno de los requisitos, lamentablemente no lo damos al perro, porque hemos hecho excepciones que salieron mal. Lo básico pedimos: patio cerrado, vacunación y la castración. Si no están dispuesto a castrar al perro, no se lo damos. Porque la castración es la única forma que tenemos de poder parar con todo esto», explicó Verónica.
Después que lo entregan, ya al día siguiente consultan al nuevo dueño para ver cómo pasó la noche, si lo llevaron al veterinario, piden las fotos de libreta de vacunación y al menos hasta la etapa de castración, siguen en constante comunicación.
Todo porque hubo casos que no salieron como ellas deseaban. En ese sentido, contó que «a veces no podemos hacer nada, lamentablemente en la mayoría de los casos el perro termina atropellado. Por eso hacemos mucho hincapié en que el patio sea bien cerrado, porque si se escapa lamentablemente lo atropella un auto. Hubo casos también que nos dijeron que sí, que le iban a poner las vacunas, pero no lo hacían. Por eso ahora pedimos fotos de la libreta de vacunas, porque confiás y después te escriben diciéndote que el perro se enfermó, no le pudo poner las vacunas y se murió. Por eso con todas las experiencias vamos mejorando y cada vez poniéndonos un poco más rigurosas», señaló.
CON LA PROTECTORA
En su caso personal, Verónica García Kopel volvió a vivir a Balcarce hace un año, se enteró que la Sociedad Protectora de Animales «Hogar San Roque» necesitaba una «madre nodriza», se ofreció y así comenzó a ofrecer su colaboración.
Fue una primera reunión tanto para ella como para varias otras chicas que se habían acercado con las mismas intenciones de sumar su participación en la entidad. A partir de allí, coincidieron algunas en su forma de ver las cosas y comenzaron su labor de manera individual.
«Empezamos a trabajar juntas ahí pero nos dimos cuenta que la Protectora no hace el trabajo que nosotras hacemos. Nosotras rescatábamos y por ahí no teníamos el aval de la Protectora, porque no ponen dinero para un rescate, ni con el respaldo de espacio tampoco. Entonces empezamos a hacer las cosas solas porque los trabajos no eran iguales, una mantiene un lugar con perros ya fijos y la otra lo que quiere es sacar los perros de la calle. Al principio me enojaba y pensaba que teníamos que trabajar todos juntos, pero después me di cuenta que es difícil, porque también es mucho trabajo tener la Protectora y acumular ahí todos los perros, porque no funciona así, por lo tanto a la larga me di cuenta que son necesarias las dos», detalló.
