Fue un verdadero resurgir el que logró el Hogar de Ancianos “La Merced”. Luego de haber atravesado una de las etapas más difíciles en sus 86 años de vida, gracias al apoyo de la comunidad y al esfuerzo de sus directivos la institución logró hacerle frente a los obstáculos económicos y evitar el cierre.

Justamente, días pasados el Hogar alcanzó su capacidad máxima de abuelos, hecho que fue celebrado por su comisión, su personal y, por supuesto, sus residentes.

En un contacto con El Diario, el actual presidente del Hogar, Gerardo Fernández, trazó un balance de los casi nueve meses al frente de la entidad de calles 7 y 16.

“Nos hicimos cargo del Titanic y evitamos el hundimiento. Pero para eso hubo que transitar un proceso tan grande como complejo”, aseguró el ex presidente del Centro de Día "Arco Iris".

“Tomamos la institución ordenada administrativamente, pero con 23 residentes y 20 trabajadoras. Y si bien existía una reserva, era deficitaria. Todas estas cuestiones nos exigían trabajar para revertir la situación económica”, recordó.

“Siempre he sido muy puntilloso en cada uno de los aspectos que hacen a la actualidad del asilo. Se podría decir que el primer objetivo de la gestión está cumplido: alcanzar la ocupación completa. Si bien es lindo alcanzar esa meta, hay que mantener los pies sobre la tierra porque estamos camino a la etapa más difícil”, añadió Fernández.

Y continuó: “Si no fuera por la gente, ‘La Merced’ no existiría, al igual que todas las instituciones públicas de la ciudad”.

Sobre el ánimo de los residentes luego de haber atravesado meses tan duros durante la pandemia, Fernández precisó: “Los abuelos están muy contentos y desean que el Hogar, que es su hogar, siga por este camino. Estamos hablando de una institución centenaria que estuvo a punto de cerrar sus puertas”.

Y agregó: “Somos seres humanos y nos podemos equivocar, pero siempre tratamos de hacer lo que consideramos mejor para el asilo. En medio de la pandemia hemos logrado evitar derivaciones de abuelos, coordinando internaciones en los cuartos de nuestra sede, lo que demandó de un esfuerzo impresionante de todo el personal abocado al cuidado de los residentes”.

“Somos conscientes de que el asilo cumple la función de brindarle a los residentes la mejor calidad de vida en sus últimos años”, concluyó.