Juan Dimuro creó la empresa en la que hoy sus hijos Martín, Diego y Esteban, con distintos roles, lo acompañan

Fue en el comienzo de la década del setenta cuando Juan Dimuro comenzó a transitar un negocio sobre ruedas. Junto a los recordados Erverto Rodríguez y "Cacho" Poso se involucró en el negocio automotor ofreciendo inicialmente para su venta vehículos usados.

Inquieto y con ganas de desarrollarse comercialmente, con sus jóvenes 21 años Juan inició un camino que hoy, después de cincuenta años, ha convertido a la empresa que lleva su nombre en un referente del negocio en Balcarce y la zona, con la incorporación de la segunda generación.

Su oficina de avenida San Martín es su segundo hogar aunque Juan ha delegado la responsabilidad del manejo empresarial en sus hijos Juan Esteban, en la venta y administración, y Juan Martín, en el área de posventa. No es ajeno a la empresa familiar Juan Diego aunque su tarea está centrada en el manejo del negocio agropecuario, algo que también atrapa a quien fue el impulsor de la firma automotriz que está celebrando sus "bodas de oro".

"En el comienzo comercial de la firma, "Cacho" Poso me acompañó un año y después se dedicó a la actividad inmobiliaria por lo que continué con Erverto. Por entonces la empresa se denominaba Automotores San Martín. Vendíamos autos, camionetas y camiones, incluso, en alguna etapa de vida comercial. Luego, en 1980 nos convertimos en agencia Mitsubishi por un par de años hasta que se interrumpió la exportación de unidades", recordó Juan.

LOS HIJOS SE SUMAN AL NEGOCIO

El camino que inició en aquel 1971 empezó hace treinta años a ser recorrido también por sus hijos, que se vieron atraídos por el negocio y poco a poco fueron consolidando las bases de la empresa familiar, hoy reconocida en la región.

Los primeros en involucrarse, por una cuestión de edad, fueron Juan Pablo, hoy radicado en España, y Juan Martín, que tiene la responsabilidad de abocarse a la sección repuestos y posventa. Luego lo hizo Juan Esteban, a cargo del área de venta, y Juan Diego.

Otro hito importante en la vida comercial de Juan Dimuro Automotores SRL fue convertirse en 1996 en agencia oficial Chevrolet y más delante de la marca Toyota.

"Como ves, la firma tiene una impronta familiar" dice orgulloso Juan, rodeado de sus hijos. "Es verdad que paso muchas horas dentro de la agencia pero actualmente el manejo lo tienen ellos aunque soy fuente de consulta permanente. Siempre cerca pero hoy con otra responsabilidad. Esto es mi vida", admitió.

SUEÑOS CONVERTIDOS EN REALIDAD

A lo largo de estas cinco décadas, la firma ha convertido en realidad cientos de sueños de quienes accedieron a un cero kilómetro o un usado. "Es una linda satisfacción ver concretado un negocio en función de lo que el cliente quiere", reconoció Juan.

- ¿Cuál es el secreto para prolongar en el tiempo un negocio que ahora se sustenta en el acompañamiento familiar?

- Indudablemente que para mantenerse en el tiempo hay que desempeñarse con seriedad, respetar la palabra dada y cumplir con el cliente. Una buena conducta humana y comercial es la base de todo esto. Siempre la empresa ha cumplido con lo establecido.

A su lado, escuchando atentamente y hoy con la responsabilidad en sus espaldas de ser continuadores del emprendimiento que inició su padre, Esteban y Martín celebran que "distintas generaciones de una misma familia siguen confiando en la firma. Hay clientes a los cuales les vendemos unidades de distintas marcas y modelos porque están conformes con la atención y el servicio que les brindamos. Y a su vez tuvimos y tenemos empleados que siempre han tenido puesta la camiseta de la empresa, lo cual es invalorable".

Al momento de recordar un episodio o anécdota vivida, Juan trajo a su memoria algún pedido especial para entregar un cero kilómetro en Nochebuena o para algún cumpleaños.

En esta extensa vida comercial, el negocio automotor transitó por los mismos vaivenes del país. Epocas más florecientes que otras en materia de ventas producto de la economía. "Hemos atravesado en estos cincuenta años de vida comercial distintos momentos. Tiempos más prósperos que otros. Hubo alguna época en la cual un usado se cotizaba más que un cero kilómetro, ni que hablar de los períodos inflacionarios. Años en que los autos directamente se despachaban por la alta demanda. Tiempos también en los que íbamos al campo a mostrarle el auto al cliente. Hoy, por ejemplo, faltan unidades nuevas para ofrecer al cliente. También, producto del auge de la tecnología, se trabaja distinto. No obstante, me gusta relacionarme con el cliente", contó.

En algún momento de su vida, en la década del 70, Juan también dio rienda suelta a su pasión por el automovilismo deportivo. Corrió en Turismo Nacional con un Peugeot 504 que con el paso del tiempo restauró y hoy se exhibe en el Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio.

"NUNCA BAJE LOS BRAZOS"

"Empecé desde jovencito, con 16 años, a trabajar. Empecé de abajo. Nunca baje los brazos. Pude cumplir algunos gustos que uno quería darse dentro de las posibilidades existentes. Uno de ellos, y el más importante, tener a mis hijos a mi lado, trabajando. Es una etapa de la vida que quería vivir. Hoy ellos son los continuadores de lo que uno inició un 11 de noviembre de 1971. Uno no nació sabiendo vender autos. Con el paso de los años fui aprendiendo y a su vez encontró el respaldo en quienes querían ver concretado un negocio. Por eso soy un agradecido", señaló emocionado.

Los valores que les inculcó su padre son los que guían a Esteban, Martín y Diego en el negocio, cada uno con una responsabilidad diferente. "La empresa, hoy consolidada, tiene un nombre que honramos y respetamos. No nos apartaremos de ese legado de nuestro padre. Respetamos la palabra y cumplimos con lo pactado. Es nuestro principal capital", aseguraron.

Por último, Juan expresó su agradecimiento a quienes en algún momento de estas cinco décadas de actividad formaron parte de la empresa como también a clientes, talleristas, proveedores y a quienes están ligados comercialmente. Ellos permiten que la firma siga marchando "sobre ruedas".