Con motivo de haberse cumplido ayer 35 años del regreso a la democracia, la mesa directiva de la Unión Cívica Radial que preside Marina Albani emitió un comunicado.

Allí señala que «el 10 de diciembre de 1983 terminaba el gobierno dictatorial más sangriento que gobernó la Argentina a partir del 26 de marzo de 1976. Se iniciaba ese día, con gran expectativa ciudadana, la construcción de una sociedad política cuya principal característica era la democrática. Era el desafío histórico de instaurar y consolidar para siempre un proceso político-jurídico que sustentara el sistema democrático».

Raúl Alfonsín, elegido en los comicios del 30 de octubre de 1983 «con las esperanzas puestas en generar un nuevo sistema político», asumió el 10 de diciembre. «El punto de referencia y convergencia de las distintas organizaciones políticas fue la representada por la democracia, como el valor político supremo que debía alcanzarse, acabando con la dictadura militar», se indicó.

Destacó la UCR local que «la piedra angular del gobierno del doctor Alfonsín fue la eliminación de todo tipo de censura y el respeto irrestricto de los derechos humanos, tantas veces pisoteados y negados por el gobierno militar y por la vigencia de los cuales lucharon y dieron la vida tantos de nuestros conciudadanos. No es necesario enumerar aquí las muchas acciones emprendidas durante el gobierno del Dr. Alfonsín, esa será tarea de historiadores y eruditos en la materia, sólo es menester recordar el histórico juicio a las Juntas Militares, caso único e inédito en la historia universal, solo comparable con el Juicio de Nuremberg donde se juzgó y condenó a los genocidas nazis».

Añade luego que «asumido el gobierno democrático se percibía en las organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales, políticas, intelectuales, opinión pública y en las calles el optimismo de alcanzar a instaurar la democracia en nuestro país. Esa transición permitía pensar, en aquel momento, que en un futuro, más o menos próximo, el régimen político por construir podría incluir diversas realidades, como el fin de las detenciones arbitrarias, de las persecuciones, de la desaparición de personas, las prohibiciones y censuras, la tortura, la recuperación de los partidos políticos, el parlamento, el poder judicial, las elecciones libres, el incremento del trabajo con mejores salarios, la asistencia sanitaria, el otorgamiento de viviendas, reformas al sistema educativo tendientes a ampliar la inclusión y transformación a favor de las clases populares».

Por último, subrayó que «lo que nunca se indicó fue el tiempo que iba a insumir ese período. Muchas metas se alcanzaron, sobre todo en lo que atañe a derechos humanos, infinidad todavía faltan concretarse, como demandas y necesidades básicas y vitales de los ciudadanos. Si ello no se cumpliera sería un atentado contra la vida de los más vulnerados y, la democracia que no contemple esa dimensión no habrá cumplido completamente con su propósito».