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En una entrevista con El Diario, Xoana Martínez conductora y secretaria de Finanzas del Sindicato de Trabajadores Municipales, habla del significado del 1° de Mayo, las luchas actuales del sindicalismo, la difícil relación con el Ejecutivo local y su experiencia como mujer y madre en un espacio históricamente masculino. "El trabajador no es un número: tiene sentimientos y deja muchas cosas por su labor", expresó.

UN 1° DE MAYO PARA RECORDAR Y REFLEXIONAR

Para Xoana Martínez, el Día del Trabajador no es una fecha para el festejo superficial, sino un llamado profundo a la memoria y a la conciencia. "Es un día que se conmemora, sí, pero sobre todo es una jornada de reivindicación. Tuvieron que morir muchas personas para que hoy exista el 1° de mayo. Es como algo humano, tiene que pasar algo muy grave para que uno se dé cuenta de lo importante." Comparte la misma reflexión con otras fechas históricas, como el Día de la Mujer donde también la sangre y la lucha marcaron el calendario. "No se trata de celebrar porque sí. Es un día para reflexionar sobre todo lo que costó, y lo que aún cuesta tener derechos laborales".

Con esa perspectiva la jornada no se vive como una efeméride más dentro del gremio. "Queremos que se entienda que el trabajador no es un número. Es una persona, con sentimientos, que muchas veces deja a su familia para cumplir su labor. Algunos días nos gusta nuestro trabajo, otros no, pero igual lo hacemos con compromiso. Y eso hay que valorarlo".

UN SINDICATO DE PUERTAS ABIERTAS

Xoana conduce un sindicato que decidió cambiar la forma de hacer gremialismo, menos escritorio, más territorio. "Nuestra conducción busca acercar el gremio a los compañeros. Somos nosotros los que vamos hacia ellos, no al revés. A veces es solo una visita, un 'cómo estás'. Eso también es estar".

Desmintió con énfasis la imagen estereotipada del sindicalista ausente: "Dicen que no trabajamos nunca. Pero nadie ve que a veces estamos desde la mañana hasta las cinco de la tarde en reuniones, paritarias, negociaciones. Hay mucho trabajo detrás de cada acta acuerdo".

ENTRE EL PREJUICIO Y LA CONVICCIÓN

Xoana no duda al nombrar algo que atraviesa a todos los gremialistas especialmente en la coyuntura actual, la estigmatización. "Hoy decir que sos gremialista o sindicalista es una mala palabra. Nos hacen bullying", lanzó con crudeza, y se toma un segundo antes de continuar. No lo dice en broma ni como una exageración: lo siente como una verdad cotidiana.

Explica que hay un imaginario instalado que los ubica como vagos, aprovechados, ausentes. Pero esa visión, asegura, nace del desconocimiento. "Esto no se elige, se siente. Es algo que no podés sostener en el tiempo si no lo sentís. Porque ser sindicalista no es fácil. Requiere tiempo, energía, estar cuando el otro te necesita. Y sobre todo, dejar muchas veces a tu familia de lado".

Cuenta que a ella y a muchos de sus compañeros les ha tocado faltar a eventos familiares, dejar a sus hijos con alguien más, o llegar a casa agotados tras largas jornadas gremiales. "Lo que no se ve es que detrás de cada acuerdo, de cada derecho conquistado, hay horas de lucha, de recorridas, de negociaciones que se dan en silencio. Y eso muchos no lo saben o no lo quieren ver".

Para Xoana, el sindicalismo no es un privilegio, sino una responsabilidad que pesa. "Si alguien habla mal de los sindicatos sin saber cómo trabajamos, es porque nunca necesitó que lo defendieran. Pero cuando llega el conflicto, somos los primeros en estar. Y ahí el prejuicio se borra con la realidad".

MUJER, MADRE Y DIRIGENTE EN UN MUNDO DE VARONES

En un ámbito históricamente masculino, su presencia al frente del gremio no pasó desapercibida. Pero tampoco la encontró sola. Xoana habla sin rodeos del peso que significa ser madre y sindicalista. No lo dice con victimismo, sino con la serenidad de quien transitó el desafío en carne propia. "Para ser gremialista o sindicalista tenés que dejar mucho tiempo a tu familia. Yo, que soy mamá, lo veo claramente. Mis inicios fueron cuando fui madre. Muchas veces me tocó dejar a mi primer bebé por mucho tiempo. Hoy, como mamá, reconozco esa parte culposa. Me costó muchísimo. No pasó así con mi segundo hijo, porque nació en pandemia, y si bien había tareas gremiales, se resolvían de otra forma. Pero con el primero fue totalmente distinto".

Y sigue contando una faceta que pocas veces se visibiliza del trabajo sindical: "Hay veces que estamos desde la mañana hasta las cinco de la tarde, con jornadas larguísimas de reuniones. Muchos no lo saben. Dicen que los sindicalistas no trabajan, que no hacen nada, pero no ven lo que hay detrás de cada acuerdo: muchas horas, mucha lucha. Y a veces, también, muchos hijos que quedan esperando en casa".

El tema de la discriminación por ser mujer también aparece, inevitablemente, en el relato. "Balcarce es muy conservador. Escuchamos frases como 'las mujeres están para lavar los platos'. Y sí, hay quienes nos miran de reojo, como preguntándose '¿qué hacés vos acá?'. Pero yo nunca me detuve por eso. Siempre fui para adelante. Si les gusta bien, y si no, también".

Xoana reconoce que su camino no empezó de cero. "Tuve la suerte -y la bendición- de que quien manejaba el gremio antes que yo también era una mujer. Eso me allanó el camino. Filomena Santangelo fue un gran pilar. En una sociedad conservadora, que el gremio más fuerte de Balcarce estuviera encabezado por una mujer fue algo casi impensado. Pero gracias a eso, quienes venimos atrás tuvimos puertas abiertas".

No obstante, aclaró que la resistencia todavía existe: "Claro que sentimos la discriminación por ser mujeres. Pero también depende de cómo se reciba esa mirada y qué se devuelve. Si te quedás encerrada en eso, no avanzás. El problema es del otro, no nuestro".

EL TRABAJO INVISIBLE EN LA SALUD MENTAL

En un contexto social donde la presión, la incertidumbre y el desgaste emocional se han vuelto moneda corriente, Xoana pone el foco en una dimensión muchas veces olvidada: la salud mental de los trabajadores. "Nosotros ahora tenemos un psicólogo también, porque en estos tiempos que corren hay muchas enfermedades que tienen que ver con la salud mental", explica. La pandemia dejó huellas profundas, y ella lo sabe: "Hay mucha gente que fue afectada seriamente por el aislamiento. Recordemos que el ser humano está preparado para vivir en sociedad. Y tener que aislarnos generó muchos problemas que aún persisten".

Desde el gremio decidieron actuar en consecuencia. "Para acompañar esa situación se buscó el acompañamiento de un profesional. Y es lo que brindamos hoy a nuestros compañeros. Cuando nos cuentan que tienen un problema, damos intervención al psicólogo para que puedan tener un respaldo desde lo profesional".

Pero no se trata solo de reaccionar ante una crisis, sino de estar presentes siempre. "Queremos que el compañero sienta que estamos. No solo cuando hay un conflicto salarial o un reclamo formal. También cuando está atravesando un mal momento personal. Esa es la idea de tener un gremio de puertas abiertas, que puedan venir con cualquier problema, y que de alguna forma podamos ayudar".

UN VÍNCULO TENSO CON EL EJECUTIVO

La relación entre el sindicato y el Ejecutivo municipal es, según Xoana, una cuerda floja que se transita todos los días. No hay un solo tono, sino una mezcla de momentos de entendimiento y otros de franca tensión. "Depende de qué temas toquemos. Con algunos dirigentes tenemos buen vínculo, con otros no. No voy a mentir, hay gente que directamente no quiere tener contacto con nosotros", admitió con honestidad.

Lo que más le duele no es la diferencia de ideas, sino la falta de apertura. "Te miran de reojo, como diciendo 'vos sos gremialista, yo soy del otro lado'. Como si fuéramos enemigos. Pero no mordemos, no queremos conflicto por deporte. Queremos sentarnos a dialogar. Porque si nos escuchamos todos ganamos".

Xoana insiste en que el sindicato no está para poner palos en la rueda, sino para ayudar a que la gestión funcione mejor, en beneficio de todos. "De la buena gestión de ellos depende nuestro sueldo y nuestras condiciones laborales. No queremos peleas estériles, queremos que nos escuchen".

Y aunque a veces el Intendente se enoje con sus declaraciones públicas, ella no se retracta: "Si digo algo, es porque es verdad. Como pasó con el hospital. No estoy en contra de que se arreglen las cosas, al contrario. Pero no me gusta que se le mienta a la gente diciendo que está todo hecho a nuevo, cuando los que trabajamos ahí sabemos que no es así. La franqueza a veces molesta, pero no pienso cambiarla".

HOSPITAL MUNICIPAL ENTRE OBRAS Y REALIDADES

El Hospital Municipal es uno de los espacios más sensibles para el sindicato y, según Xoana, uno de los más postergados. "Los trabajadores del hospital se enfrentan todos los días a condiciones muy duras. Son los que están cuando hay una emergencia, una pandemia, un colapso del sistema. Y muchas veces lo hacen sin el reconocimiento ni las condiciones que merecen".

Habla de sueldos bajos, estructuras edilicias deterioradas y un esfuerzo permanente que rara vez es visible para quienes no están dentro. "Era una vergüenza que una persona internada tuviera que bañarse con una jarra y una pava eléctrica porque no había agua caliente. Eso se arregló, por suerte, pero no todo está nuevo como se dice. Los que trabajamos ahí sabemos que hay pisos nuevos que ya tienen filtraciones".

Xoana también plantea la necesidad de proyectar un nuevo hospital, más funcional y seguro: "Sostener dos hospitales es carísimo. Pero podríamos soñar con uno nuevo, en planta baja, con salida a la ruta, bien equipado. Estoy convencida de que la comunidad balcarceña ayudaría si se lo plantea con honestidad. Mientras tanto, seguimos defendiendo a los compañeros que todos los días sostienen ese lugar como pueden".

La situación de los trabajadores del Hospital Municipal no solo preocupa por las condiciones en las que desarrollan su tarea, sino también por la inestabilidad laboral que muchos aún enfrentan. Xoana lo señaló con claridad: "Queremos que los compañeros del Hospital pasen a planta permanente. Lo tenemos pautado en nuestro convenio colectivo de trabajo, son seis meses de prueba y otros seis para el pase. En total un año. Y nosotros venimos cumpliendo con eso".

Destaca que este compromiso no puede pasar desapercibido: "En los tiempos que estamos viviendo, tener garantizado el puesto de trabajo es algo enorme. Por eso lo recalco siempre. No es menor. Es una forma concreta de cuidar a nuestros compañeros frente a un panorama que cada vez los expone más".

PARITARIAS, INFLACIÓN Y RECLAMOS JUSTIFICADOS

El conflicto paritario sigue siendo central. "Firmamos el último acuerdo en enero, con revisiones bimestrales. Pero la inflación que dicen no es la real. En Balcarce el costo de vida es altísimo y los servicios también. Nadie llega a fin de mes con un solo trabajo".

"Hemos logrado recomponer el salario, hoy sólo nos queda recuperar IPC de mayo y hemos visto muy buena disposición del gobierno local cada vez que queremos aumentar el presentismo, que es premiar al compañero que trabaja", agregó.

Las negociaciones no son fáciles. "Nos guiamos por la inflación pero también por la realidad. Si me das un 2% de aumento y subís la tasa municipal un 60%, ¿con qué criterio se hace eso? Ahí es donde discutimos. Ahí empieza el griterío".

UN ESTADO QUE AJUSTA Y UNA REPRESENTACIÓN QUE RESISTE

El contexto nacional aparece como una sombra constante en el relato de Xoana Martínez. No lo elude. Al contrario, lo enfrenta con claridad y preocupación. "Hoy más que nunca el gremialismo tiene que hacerse fuerte. No podemos bajar los brazos ni dejarnos amedrentar. Estamos en un momento donde hay cada vez más políticas en contra del trabajador. Y ahí es donde nosotros tenemos que estar".

El gobierno nacional, dice, tiene una mirada que busca achicar el Estado y deja a los trabajadores en una situación de extrema vulnerabilidad. "Nosotros no dejamos de ser Estado, y lo que se busca en todos lados es despedir compañeros, recortar derechos, desarticular estructuras. Por eso hoy garantizar la estabilidad laboral es fundamental. Es una de las cosas más importantes que estamos defendiendo desde el sindicato".

En tiempos donde se plantea una supuesta "eficiencia" estatal que implica despidos y recortes, Martínez pone el foco en lo humano. "Detrás de cada contrato hay una familia. Y nosotros tenemos la responsabilidad de que no se queden sin su fuente de ingreso. De que no sean descartables".

Sabe que no es fácil, que hay un discurso instalado que cuestiona incluso la existencia de los sindicatos. Pero responde con una verdad simple: "Nuestro trabajo es diario. Hoy puede estar todo tranquilo, y mañana explota un conflicto. Y ahí tenemos que estar. Porque nos eligieron para eso, para representar, para resistir, para cuidar".

UNA LUCHA QUE NO SE DETIENE

Con la mirada puesta en lo que viene, Xoana Martínez no se permite el descanso. Sabe que el presente es exigente, pero que el futuro demandará aún más organización, firmeza y estrategia. "Lo que viene no va a ser fácil. La inflación sigue, el poder adquisitivo de los compañeros cae todos los meses, y la realidad es que si no peleamos cada punto en la mesa de paritarias, no conseguimos nada. No podemos relajarnos".

Explicó que el sindicato ya tiene previstas nuevas rondas de negociación en los próximos meses, y que la premisa es clara: no retroceder. "Nosotros respetamos lo que marca la inflación, pero también señalamos que eso no alcanza. Los aumentos en las tasas y servicios no se condicen con los salarios municipales. Esa es la pelea que damos siempre".

Más allá de las paritarias, el objetivo es seguir consolidando un gremio cercano, representativo y activo. "Queremos que los compañeros se sientan acompañados. Que sepan que no están solos, que hay una conducción que escucha, que recorre, que está presente. Que cada derecho que conquistamos se defiende con trabajo, pero también con corazón."

"Nosotros no mordemos", dijo entre risas cuando recuerda que algunos funcionarios prefieren no cruzarse con ellos. Pero enseguida vuelve a su tono habitual, serio, comprometido. "Queremos dialogar, crecer, y que se entienda que estamos todos en lo mismo. De la buena gestión de ellos también dependen nuestros salarios y nuestro bienestar". Y ese camino lo tiene claro: "El STM no es mío, ni de esta conducción. Es de todos los trabajadores. Y el futuro lo vamos a construir juntos, con diálogo, con lucha y con mucha dignidad".