El barrio Empleados de Comercio, en el departamento Santa Lucía, de la provincia de San Juan vivió momentos de conmoción cuando tras el allanamiento de una vivienda, por parte de la policía de la provincia, se descubrió una macabra situación que incluía la matanza de perros y gatos, y su almacenamiento en heladeras. En la vivienda no habitaban personas, pero sí los vecinos tenían conocimiento de la presencia de decenas de perros y gatos, algunos en muy mal estado de salud, y otros muertos. Como justificativo, la principal culpable habría señalado que “mataba a perros y gatos para absorber sus energías”.

Este impactante hallazgo comenzó el miércoles de la semana pasada, cuando cuatro asociaciones protectoras de animales recibieron el llamado de una vecina que anunciaba olores nauseabundos. “Al llegar al lugar constatamos que era verdad porque no se podía ingresar por el intenso olor”, dieron a conocer las activistas al diario Huarpe, de la provincia de San Juan. Los vecinos también llamaron al 911, estuvieron en la casa, rompieron el portón de calle y encontraron tres perros muertos. En ese momento alguien le advirtió a la principal sospechosa, quien solía hacerse presente en la casa de forma poco frecuente, de esta situación.

Al lugar llegó la Policía Ecológica y trabajadores de la Secretaría de Estado de Ambiente provincial. Según expusieron las protectoras, esperaron la orden de allanamiento por parte de la Justicia, pero recién se dio el aval este lunes, y allí entraron a revisar a fondo. La casa pertenece a la madre de la mujer que es sindicada como la que frecuentaba el lugar. Esta mujer se presentó allí ante las autoridades y les abrió las puertas del domicilio para que ingresaran.

La escena comenzó de muy mala forma, pero todavía no se conocía lo peor. “Era una montaña de caca, mugre en todos lados y perros y gatos en pésimas condiciones”, señalaron. “Tenía perros encerrados en varias habitaciones, tres en el fondo y encontramos un solo cachorrito”, abundaron. Tras este espantoso hallazgo, la mujer les entregó 11 animales por su propia voluntad a las proteccionistas, pero luego les confesó que en una pieza había gatos, aunque les pidió no ingresar en dicho espacio. “De ahí fuimos hacia una heladera, abrimos y había un olor nauseabundo. Peor aún, encontramos parte de animales, sobre todo cabezas, de perros y gatos”, detallaron.

“A los perros los matamos con mi hermano para absorber la energía y vivir más. A los cachorros les cortamos el cordón umbilical”, afirmaron las proteccionistas sobre dichos de la mujer de este horripilante suceso.