Un suelo sano garantiza la seguridad alimentaria de todos

Un suelo sano garantiza la  seguridad alimentaria de todos

La degradación de tierras es uno de los mayores problemas ambientales de la Argentina, debido a que una parte significativa del territorio está sujeto a prácticas ganaderas y agrícolas inapropiadas, con un manejo inadecuado de sus recursos naturales.

El Sudeste bonaerense en general y el partido de Balcarce en particular no escapan a esta problemática. La disminución de la capacidad productiva de los suelos y, más aún, su pérdida por erosión llevan a la reducción de la producción de alimentos y también a muchos otros problemas para la sociedad porque el suelo no puede cumplir con su función en el ecosistema.

"Debemos concientizar que el suelo es un recurso no renovable, un bien social, por eso entre todos debemos garantizar la producción sustentable, sino hacemos algo ahora más del 90% de los suelos podrían destruirse para el 2050", comentó Maximiliano Eiza, investigador de INTA Balcarce y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias.

JORNADA

Con el objetivo de comprometer a la sociedad en su conjunto, se realizará una jornada hoy en la Casa de la Cultura con charlas técnicas y visita a un campo en donde se implementan prácticas de conservación. (ver recuadro)

Según Daniel Ligier, especialista del INTA local, en 1990 Argentina tenía 30 millones de hectáreas bajo procesos de erosión hídrica. "En el último estudio que es de 2015, pasamos a 65 millones de hectáreas amenazadas por erosión hídrica. Las principales causas de este incremento son el cambio de uso de suelo que tiene que ver con los desmontes, el monocultivo, el sobrepastoreo y la baja incidencia de prácticas de conservación de suelo", explicó Ligier.

Además comentó que en el Sudeste bonaerense, que abarca unas 18 millones de hectáreas, 7 millones son de muy buen valor agrícola, "con lo cual tenemos que prestar atención cada vez más a ciertos procesos de degradación que están ocurriendo, como la erosión hídrica, la compactación de los suelos y la caída de materia orgánica".

Todas estas son amenazas a los servicios ecosistémicos que el suelo presta como la fijación de carbono, la reserva de biodiversidad, la retención y el filtrado de agua y la producción de alimentos, entre muchos otros.

En este sentido, Eiza destacó que "debemos intervenir con prácticas de conservación, que nos sirvan a todos para entender que cuidar el recurso es central porque es un servicio social, que va a generar más producción para otras generaciones".