"Salita": un "buen-mozo"
¿Quién no fue atendido alguna vez en un restaurante por "Salita"? Así lo llaman cariñosamente a Aurelio Salas, quien desde hace 66 años abraza la profesión de mozo como muy pocos. El pasado sábado 2, "Salita" llegó a los ochenta años.
Profesionalismo, sobriedad y vocación de servicio son atributos más que necesarios para quien trabaja en un restaurante. "Salita" reúne éstos y muchos otros.
Siente verdadera pasión por lo que hace a diario. No necesita bandeja ni tampoco un anotador. Retiene cada pedido en su mente y no se equivoca de comensal al llegar con los platos a la mesa. Es de los que considera que un buen servicio resulta indispensable para que no desluzca el trabajo de la cocina (al contrario, lo realza).
Esta figura descripta la encarna "Salita". Amable, observador, detallista y un obsesivo del trabajo.
"No puedo negar que se siente el cansancio pero trabajar me hace bien", dice con una sonrisa dibujada en su rostro en la entrevista con El Diario.
Nacido en Juan N. Fernández en 1939, "Salita" comenzó a trabajar siendo un adolescente en el Hotel "Americano", labor que desempeñó hasta los 28 años cuando se radicó en Balcarce. Aquí formó su familia constituida hoy por su esposa, dos hijos y seis nietos.
HISTORIA DE VIDA
Con una carta de recomendación se presentó ante el recordado José Henríquez con la intención de conseguir trabajo. Pocas horas pasaron para que "Salita" iniciara una nueva etapa laboral por los buenos oficios de quien lo respaldó. Lo contrataron en el restaurante y confitería "El Cruce" que manejaba "Pepe" Lledó. Fue hasta que a principios de los '70 lo convocaron para trabajar en el restaurante "San Martín". Lo hizo hasta que el local fue clausurado antes de finalizar esa década.
No quiso dejar de mencionar al cocinero Eduardo Nuñez, con quien allí trabajó. "Lejos, el mejor cocinero que yo conocí", aseguró.
La imposibilidad de que reabra el "San Martín" hizo que Lledó personalmente hablara con la familia Bechir que manejaba el restaurante "NoNiNo». "Fue una experiencia hermosa, inolvidable", expresó.
Asociados luego con Romera y Martínez, "Salita" gana la concesión para explotar la confitería y el restaurante del Hotel Balcarce. Así lo hizo por un par de años en forma paralela con el restaurante "La Cabaña", conjuntamente con su amigo Núñez. Ambos, relató, decidieron continuar solos con este último emprendimiento hasta fines de la década del ochenta.
Pero aparecería en el horizonte una nueva propuesta de trabajo para "Salita" en el restaurante "La Cantina" con Daniel Fernández, primero, y desde hace quince años continúa con su sabiduría y pasión en el restaurante "Julián".
Dueño de una vitalidad envidiable, "Salita" disfruta cada momento como si fuera único.
Dice que es un afortunado dentro de la profesión porque trabajó en los mejores lugares gastronómicos. "Yo terminé la escuela primaria. Todo lo que aprendí fue a partir del contacto con la gente a la que traté en forma permanente.", dice orgulloso.
"YO ME BRINDO POR EL CLIENTE"
A lo largo de estos más de sesenta años de labor, las anécdotas y recuerdos son innumerables. "Yo me brindo por el cliente. Y cuando viene alguien que no es fácil establecer un contacto, le busco la vuelta (risas). Siempre busco quedar bien y que se vaya satisfecho de haber disfrutado una buena comida", dice.
- ¿Y ese agradecimiento se ve reflejado a la hora de dejar una propina?
- Si, realmente la gente es muy generosa.
- Eso constituye un mimo al alma.
- Por supuesto. La gente es muy amable y agradecida.
LA CAMISETA PUESTA
Un apasionado del oficio, "Salita" deja en claro que en cada lugar que trabajó y trabaja pone lo mejor de sí. "Tengo la camiseta puesta", asegura. También sabe que para que todo luzca en el restaurante debe haber un verdadero trabajo en equipo. "Siempre me he llevado bien con el personal de la cocina. Uno es el nexo entre ellos y el comensal"
Inquieto, "Salita" no puede con su genio y recorre una y otra vez las mesas para asegurarse que el cliente está disfrutando el momento y además para mostrarse atento ante cualquier pedido.
Una pregunta obvia era conocer a qué celebridades había atendido en su paso por Balcarce. Mencionó en primer lugar a René Favaloro cuando fue a cenar a "NoNiNo". "Fue una de las satisfacciones más grande. También atendí a los intendentes de Balcarce, a Juan Manuel Fangio y hasta el presidente de la Nación, Arturo Illia", recuerda.
A pesar de que sus hijos le insisten para que deje de trabajar, "Salita" dice que disfruta haciendo lo que más le gusta: trabajar. "Si dejara de trabajar, creo que me muero. Este oficio es todo para mí".
"Salita" es toda una institución. Como él mismo lo reconoció, se nutre a diario de la sabiduría de la gente que atiende, lo cual solo se consigue hablando.
Dedicó casi media hora a la entrevista antes de despedirse para atender una mesa. Cuando los comensales escuchan su sobrenombre, de inmediato le dicen: "Mi hija estuvo aquí hace unos días y me dijo que viniéramos a comer pero antes que preguntemos por 'Salita'".
Sin ponerse colorado, de inmediato le brota una sonrisa, agradece el elogio Y este "buen-mozo" hace su trabajo.