Sabina Saracino pone a prueba su creatividad, habilidad y precisión

Sabina Saracino pone a prueba su creatividad, habilidad y precisión

La creatividad, la habilidad, el reloj y la precisión son protagonistas. Pero también lo es una joven y talentosa balcarceña en lo que constituye a diario una competencia dentro del arte culinario.

Tras superar distintas instancias de un exigente casting, Sabina Saracino (28 años) fue una de las 16 seleccionadas para competir por el premio mayor, consistente en una importante suma de dinero, en el exitoso programa «El gran premio de la cocina», el primer reality de la cocina en tiempo real que se emite por la pantalla de El Trece de lunes a viernes con la conducción de Carina Zampini y dos jurados fijos como son los reconocidos cocineros Cristian Petersen y Felicitas Pizarro.

Una de las pasiones de Sabina es la actuación, para lo cual se preparó y estudió. Pero también tiene como «hobby», que heredó de su padre, el recordado Luis Saracino (estuvo al frente del restaurante que funcionó hace muchos años en la sede del Club Atlético Amigos Unidos y posteriormente en Sayban), el arte de cocinar. De hecho, hay una cita obligada con sus amigos en Capital Federal todos los miércoles, a quienes les prepara distintos platos.

Los lunes, de 17 a 18.30, y de martes a viernes, desde las 16.45 hasta las 18.30, Sabina participa de la competencia en la que cocineros amateurs, integrando los equipos rojo y verde, se enfrentan a distintas pruebas en las que tienen que demostrar no solo su capacidad de inventiva y el dominio de la técnica sino también cuestiones que hacen a la concentración, la seguridad y la serenidad para afrontar cada desafío que se le presenta para convencer al exigente jurado, que durante la preparación van dándoles consejos y tips para los espectadores.

Reconoce Sabina a través del teléfono, minutos antes de ingresar a los estudios de El Trece, que con el avance del ciclo se va soltando y perdiendo los miedos. «Ahora me siento más tranquila, menos nerviosa, frente a las cámaras en medio de la exigencia. La competencia entre los grupos -ella integra el verde- es muy pareja», le contó a El Diario.

La temática del programa, que debido al buen número del rating alcanzado ya transita por su segunda temporada, lleva a que en una primera instancia se midan los equipos para luego poder destacarse los participantes de manera individual. Solo uno de ellos podrá convertirse en el gran ganador del certamen.

CONFIANZA EN SI MISMA

«Estoy confiada con el trabajo que está haciendo el equipo y el mío en particular. Además me siento muy cómoda trabajando con Lucila, una de las participantes del ciclo», agregó.

Recordó Sabina que los cocineros, que no son profesionales, fueron elegidos durante un casting que tuvo distintas etapas que incluyó hacer pruebas de cocina y frente a las cámaras. Los elegidos integran los dos grupos que son heterogéneos y de edades variadas.

En cada emisión, los cocineros deben preparar tres platos, teniendo un tiempo estipulado en cada caso para finalmente deslumbrar a un experto e implacable jurado que integran Petersen y Pizarro, al que se le suma un invitado que otorga un puntaje secreto. Luego los participantes se van eliminando en los días marcados para tal fin.

«Es importante que el plato que estamos cocinando tenga buen sabor y linda presentación. Hay una lucha intensa para cumplir con los plazos fijados. El programa tiene mucha adrenalina y vértigo a la vez, lo que lo hace más atractivo aún», indicó Sabina.

La joven disfruta de esta singular oportunidad. Piensa en el hoy aunque sueña con desarrollar a futuro una de sus pasiones como lo es la actuación y también el poder demostrar su habilidad en la cocina. «Me encanta cocinar. Ojalá pueda desplegar alguna de estas pasiones. En el caso de la cocina, sueño con tener un lugar diseñado por mí para cocinar a 15 ó 20 personas», señaló.