Por actitudes desaprensivas y falta de voluntad política, la cava continúa siendo un basural

Por actitudes desaprensivas y falta de voluntad política, la cava continúa siendo un basural

Basura y desaprensión. No es nuevo lo que sucede. Desde hace varios años, repitiéndose en general los “escenarios” pero en algunos casos en constante evolución, surgen micro basurales en sitios próximos y más alejados de la ciudad

Esto es producto de conductas desaprensivas de vecinos que deciden arrojar sus residuos y fomentar así la creación de verdaderos centros infecciosos.

Uno de esos micro basurales a cielo abierto está instalado junto a la cava de calles 47 y 48, del cual El Diario ha dado cuenta en innumerables oportunidades.

TRISTE REALIDAD

La vieja tosquera, principalmente sobre la calle 47, de 48 a 52, al pie de la imponente sierra La Barrosa, exhibe una vez más una triste realidad.

Se trata de una situación de nunca acabar. Desde hace muchos años es una constante que ese lugar constituya un “basural”. Eligen ese sitio en lugar de trasladarse al predio del relleno sanitario para depositar sus residuos y de esa manera fomentar la creación de un foco infeccioso como ocurre actualmente.

Los vecinos ya no saben a quien acudir para revertir esta triste realidad que no solo afecta a ellos sino que también impacta contra el medio ambiente.

Han reclamado en forma constante a la Municipalidad, incluso a través de notas firmadas por los propios vecinos que padecen esta problemática, en procura de una solución, revelaron a este medio. Por si fuera poco, hace unos quince días se contactaron con un área dependiente de Obras Públicas pero aún están aguardando la respuesta al compromiso de un llamado telefónico que haría el responsable del área.

La desidia con que actúan muchas personas ha llevado a que la acumulación de basura sea de tal magnitud que impide el normal desplazamiento vehicular por calle 47 y también por 48, cuyo camino conduce a “El Mirador”, sitio turístico que la Municipalidad se encarga de difundir para que lo conozcan los visitantes.

A la falta de limpieza del lugar se le suma un inadecuado mantenimiento de las arterias mencionadas.

“A la luz de los hechos queda claro que más allá de las conductas desaprensivas de las personas que llegan hasta el lugar para arrojar todo tipo de desperdicios, se suma la falta de voluntad política o de decisión política para poder de una vez por todas solucionar el problema. Esta gestión de Gobierno municipal llegó hablando del cambio y en este tema está claro que no se ha hecho nada”, expresó indignada una vecina a El Diario.

Observando la cava y sus alrededores se aprecian todo tipo de desperdicios: ramas, troncos, latas oxidadas, cartones, plásticos, restos de comida, prendas de vestir, neumáticos, chapas, bolsas conteniendo distintos tipos de desperdicios, etc.

El panorama, que resulta francamente desolador, se ve complementado por olores nauseabundos.

En autos y/o camionetas, hasta en algunos casos tirando carros, llegan las personas para desprenderse de los deshechos.

Cabe recordar que en algún momento existió un alambre perimetral en la amplia y profunda cava, el cual luego fue retirado ¿o robado? Solo quedaron algunas de las columnas de hormigón que lo sostenían.

Uno ha escuchado en más de una oportunidad a funcionarios municipales expresar que se iban a aplicar penalizaciones para quienes no titubean al momento de dejar sus deshechos o lo que les molesta en el lugar que les place, ignorando de esta manera las normas vigentes.

Por el momento, y a juzgar por la realidad, las autoridades municipales no le encuentran una solución al recurrente problema. Para muchos de los que conviven a diario con este foco infeccioso, hay algo más que conductas desaprensivas de quienes no actúan como corresponde: la falta de decisión política sobre el tema.

Por actitudes desaprensivas y falta de voluntad política, la cava continúa siendo un basural