Plaza Libertad, una imagen que duele

Plaza Libertad, una imagen que duele

Balcarce está intentando «apostar fuerte» al turismo.  Así  lo afirman y remarcan desde las altas esferas municipales y bienvenido que así sea. Más allá de las diferencias de opiniones que surjan como es el caso del proyecto presentado por el Ejecutivo  en «La Barrosa» es importante que se pueda avanzar en torno a la llamada industria sin chimeneas.

Y en ese sentido en los últimos años se han dado varios e importantes pasos, por ejemplo en el asfalto de avenida Dorrego hasta el camino a «El Mirador»  y ahora la remodelación de éste, también todo lo relacionado con el mundo Salamone, mejoras en La Brava y no pocas ofertas de cabañas en distintos puntos del distrito.

Pero mientras tanto, las primeras imágenes que acercamos a los turistas o a quienes «de pasada» lleguen a la ciudad son grandes puntos en contra.

Si alguien llega al cruce de las rutas 55 y 226 se encuentra con los despojos de una obra-homenaje a Juan Manuel Fangio.

Más allá de la opinión que cada uno pueda tener del trabajo que realizó Carlos Regazzoni, es un punto de atracción para mucha gente que de pronto descubre una obra que fue inaugurada con bombos y platillos, ahora en un estado de total abandono.

Avanzar hacia la ciudad por la avenida San Martín, o salir rumbo a El Cruce tampoco resulta grato.

El estado del asfalto, en ambas manos es  no solo deplorable sino además de alto riesgo para quienes puedan no reparar en las roturas, banquinas descalzadas y reductores de velocidad sin marca alguna.

LA PLAZA

Por fin llegamos al centro y la primera visita obligada es, obviamente la plaza Libertad, considerada  tiempo atrás como una de las más bellas de la Provincia.

Y a ese punto en especial es al que queremos enfocar estas líneas que, cabe destacar para evitar suspicacias, no tienen ninguna doble intencionalidad sino que simplemente tratan de reflejar la opinión de muchos de los que quieren disfrutar de nuestro principal paseo público y se enfrentan  a un cuadro que, siendo benévolos, se puede definir como triste.

Sólo los rosales de los cuatro riñones dan realce a una plaza con calles internas de adoquines hundidos entre los que asoman los pastos y se forman pequeñas lagunas,  cestos de residuos destrozados, luminarias que no  funcionan, lajas de las veredas levantadas,  un poste de alumbrado que «desapareció» años atrás para el primer  «mega evento» – AcercArte- que llegó al centro de la mano del gobierno bonaerense, el cantero central  adaptado a parte de un circuito de ciclistas y  el piso de la rotonda central con grades roturas y «parches» por todos lados que desdibujan  totalmente el pintoresco diagrama diseñado por el arquitecto Francisco Salamone en lo que fue su primera obra en la Provincia y hoy es considerado Monumento Histórico Nacional y de fama mundial.

Desde el Centro Cultural Salamone se viene reclamando la reconstrucción de la legendaria «Torta» y las  farolas que engalanaban inicialmente la plaza. Una obra que hoy puede considerarse de imposible concreción  (al menos por el momento). Pero al menos  la reparación, el cuidado y mantenimiento de lo que tenemos, bien podría ponerse como prioritario.

La plaza es, más allá de todo eso, desde siempre el punto de encuentro de la comunidad y nos enorgullece mostrarla, pero hace años que la desidia y el desconocimiento (arreglos que no se condicen con la obra original)  la van destruyendo en su esplendor

El mal uso como espacio festivo, dejando de lado el éxito de los eventos,  ha colaborado a su deterioro.

Las plazoletas de las avenidas no desentonan, exhibiendo bancos deteriorados, planteros abandonados etc.

Se puede argumentar que es inapropiado hablar en estos momentos de estas cosas en medio de la preocupante situación de la pandemia. Es aceptable que se tenga esa mirada, aunque mientras tanto se haga un conveniente trabajo en el Centro Cívico o se lleve adelante una puesta en valor del camino del Mirador.

Fue importante ver recientemente  la llegada del rally  para repotenciar el potencial turístico-automovilístico de la ciudad, como es valioso todo lo que puede ser un «imán» para atraer visitantes, pero siempre es fundamental tener en cuenta que para quien llega, las primeras imágenes tienen un valor especial. Y entre ellas están la plaza y el centro, que  en este caso en muchos aspectos si de imanes hablamos, en vez de atraer … repelen.

La plaza es el rostro de la ciudad que merece el cuidado y mantenimiento diario por los visitantes y por nosotros mismos. ¿Quién no disfruta de un espacio cuidado y en condiciones? ¿Quién no se enorgullece al poder mostrar esa imagen a turistas o subirlas a las redes sociales?

Para su puesta en valor no se debe pensar en inversiones millonarias ni grandes obras, simplemente es necesaria la decisión de encarar una serie de reparaciones-restauraciones y la convicción de hacer luego el cuidado y mantenimiento permanentes.

El dejar que el abandono avance no solo lleva a que el monto de inversión sea cada vez más elevado, sino que además  brinda una imagen de dejadez, que nada bien le hace a una ciudad como la que queremos disfrutar y mostrar.