Luciano Crespi une dos mundos: la pintura y el automovilismo

Luciano Crespi une dos mundos: la pintura y el automovilismo

«Es poco el tiempo libre que me queda por lo que trato de aprovecharlo al máximo», dice Luciano Crespi

Respira automovilismo desde que nació. Su padre, Tulio, es uno de los mentores y constructores históricos de monopostos en la Argentina, quien se encargó de transmitirle a cada uno de sus hijos la pasión por el trabajo a conciencia y la cultura.

El constructor admite que lo que más le gusta en la vida es «crear y crear». Y Luciano, además de heredar el amor por el automovilismo, también da rienda suelta a su creatividad y habilidad. Primero como piloto y ahora en su doble rol de director deportivo de la F3 Internacional en el Jenzer Motorsport y manager de Giorgio Carrara, por un lado, y de artista, por el otro.

TEMATICA FIERRERA

La temática fierrera es la que domina absolutamente en cada una de sus pinturas, a la que les da vida en sus ratos libres. Pilotos legendarios como Gilles Villeneuve o Juan Manuel Fangio aparecen manejando las Ferrari en sus cuadros.

De esta manera, Luciano reparte su vida entre pinceles, siendo uno de sus maestros Carlos Regazzoni, autódromos europeos y la escudería suiza.

En adhesión a la Fiesta Nacional del Automovilismo, el artista balcarceño inauguró una muestra que estará habilitada un par de meses más en el 646 Hotel Balcarce. Sus creaciones se pueden disfrutar a pleno. «Estoy muy contento de poder hacer lo que me gusta en materia artística. Me sirvió involucrarme en la Fiesta Nacional para tener una motivación extra. Así es como en estas vacaciones me la pasé jugando al pintor», dice sonriente mientras mira orgulloso cada uno de sus cuadros, concebidos a partir de la emoción que le genera verlos.

Por la actividad que desarrolla en materia deportiva, que lo lleva a pasar varios meses en el viejo continente, el tiempo para pintar no sobra. «Es poco el tiempo libre que me queda por lo que trato de aprovecharlo al máximo. En Europa trato de seguir pintando aunque allí hago acuarelas o cuadro de dimensiones pequeñas», comentó.

En definitiva, lo de Luciano Crespi es una historia de fierros y pinceles. Como alguna vez dijo, un buen cuadro es como una gran vuelta a bordo de un auto de competición.