La inseguridad ya no es una sensación

La inseguridad ya no es una sensación

Diego Cerone (izquierda), quien dialoga con un cliente, no ocultó su disgusto por el robo sufrido

Ahora le tocó el turno a «El Vasco»

No actuaron en forma improvisada. Cada movimiento lo planificaron y de esa manera lograron cometer el robo.

Esta vez le tocó al Mercadito «El Vasco», ubicado sobre la avenida Centenario, en proximidades a las instalaciones feria de la Sociedad Rural de Balcarce, perteneciente a la familia Cerone.

La desagradable novedad la conocieron en la mañana de anteayer cuando Diego, uno de los integrantes de la familia propietaria del local comercial, arribó al lugar para iniciar su actividad.

SORPRESA

La primera sorpresa fue cuando observó que un portón de chapa de un depósito estaba abierto. Pero eso no fue todo. Al girar la mirada unos metros se encontró con que una reja de una ventana que había colocado por seguridad, fue violentada y el mosquitero de madera retirado y escondido en una construcción lindera.

Según contó Diego a El Diario, él o los sujetos ingresaron a través de dicha ventana, la cual consiguieron abrir sin esfuerzo.

Una vez adentro, contó el comerciante, «no provocaron desorden. Directamente se dirigieron a la caja registradora, tomaron algo de cambio y posteriormente se apoderaron de una suma que estaba sobre una mesa, la cual habíamos preparado para pagar a los proveedores». Logrado su propósito, escaparon abriendo el portón del depósito.

Cerone hizo la correspondiente denuncia en la Estación de Policía Comunal al tiempo que peritos de Científica trabajaron en el lugar del robo.

Este fue el segundo hecho delictivo que sufre el comercio.

«Antes vivíamos tranquilos. Ahora, lamentablemente no podemos decir lo mismo. Primero pusimos rejas y ahora le sumamos alarma para estar más seguros», concluyó diciendo el damnificado.

Ataron, amenazaron y golpearona una mujer para robarle dinero

Se puede decir, lamentablemente, que vivió una verdadera pesadilla. Fueron unos veinte que parecieron una eternidad para la víctima, Cristina Urrizola de Bertolot, quien fue amenazada, amordazada e incluso golpeada por dos delincuentes que la sorprendieron en el interior de su vivienda ayer por la mañana luego de que su esposo y su hijo se retiraran de allí.

A partir de algunos testimonios reunidos en la causa en la que tomó intervención la Estación de Policía Comunal para girar luego a la Fiscalía Descentralizada Local, se pudieron reconstruir los momentos previos al violento robo.

En principio un individuo estuvo a pocos metros de la casa de la familia Bertolot, en la calle 8 entre avenida del Valle y calle 17, observando disimuladamente los movimientos e incluso realizando algunas llamadas por teléfono celular previo a la «acción».

Cerca de las 9.30 se retiró Matías, hijo de Cristina, quien había ido a desayunar. Entonces, ese fue el momento elegido por dos malvivientes para actuar.

ENTRARON POR LA VENTANA

¿Cómo lo hicieron? Levantaron la persiana de madera de la ventana que da a la calle, la cual se encontraba mínimamente abierta para que corra el aire. Esa circunstancia fue precisamente la que le permitió a los ladrones, con una rápida maniobra, entrar por allí al living y sorprender a la indefensa mujer que estaba en la cocina.

«No tuve tiempo a nada. Me tiraron al piso y me amenazaron. Fue horrible», relató la mujer a El Diario, aún angustiada por lo vivido y luego de haber declarado ante la Policía.

Hubo una sola exigencia de los delincuentes, uno de los cuales actuó a cara descubierta y el restante con el rostro cubierto el dinero. «’Dame la plata, dame la plata’ me gritaban una y otra vez mientras me tenían tirada en el piso. Luego me llevaron hasta la churrasquera donde me sentaron en una silla y me ataron fuertemente de pies y manos, y me taparon la cabeza con una sábana. Yo les decía que no tenía pero parecían no entrar en razón», afirmó.

Mientras uno de los desconocidos se mantenía junto a ella, el restante provocó un descomunal desorden en la propia churrasquera y en las habitaciones.

Los ruegos de Cristina parecían no convencer a los ladrones de que en la casa no había la fuerte suma de dinero que le reclamaban con insistencia. «Incluso me llegaron a decir que a mi esposo y a mi hijo los tenían atado en el comercio por idéntico motivo», subrayó.

Tras la desesperada búsqueda por distintos lugares, el dúo de malvivientes optó por retirarse llevándose unos 2 mil pesos que tenía la víctima en su poder.

«Me ataron tan fuerte de pies y manos que no podía zafar de las ataduras para pedir ayuda. Afortunadamente mi esposo llegó minutos después», agregó.

EL PERRO, ENCERRADO

Tampoco la pasó muy bien el perro que tiene la familia Bertolot. Al comenzar a ladrar ante la situación de violencia, uno de los sujetos lo encerró en el baño. Y por si fuera poco, para que se calmara, le dejó comida: un pedazo de membrillo que sacó de la heladera.

LA INVESTIGACION

La Estación de Policía Comunal inició la instrucción de la causa y a partir del testimonio de la mujer como también de otros vecinos que aportaron algunos datos es que trabaja en procura de identificar a los ladrones.

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