El obispo Mestre apeló a la unidad para llevar adelante la acción pastoral

El obispo Mestre apeló a la unidad para llevar adelante la acción pastoral

El padre David Ochoa asumió al frente de la Parroquia Santa María. Fue puesto en funciones por el propio obispo diocesano, monseñor Gabriel Mestre, quien presidió la ceremonia en un templo colmado de fieles.

Tras desempeñarse seis años al frente de la parroquia Cristo Resucitado de Mar del Plata, el presbítero Ochoa aceptó el ofrecimiento de la Diócesis para hacerse cargo de la parroquia local tras el alejamiento en marzo pasado del padre Pablo Boldrini.

El obispo resaltó el gesto del nuevo párroco por aceptar el nuevo desafío y al mismo tiempo agradeció a la comunidad de Santa María como a los curas Eduardo Torre y el actual Juan Cruz Mennilli por haberse hecho cargo en este tiempo de su funcionamiento.

"CAMINAR JUNTOS"

En un marco de profunda emoción, Ochoa recibió el cariño de los fieles y también un fuerte respaldo del propio obispo, quien lo instó a "caminar juntos" con la Iglesia San José. "Esta es la realidad que viene acompañando la vida de la Iglesia desde sus inicios pero que de manera particular queremos transitar en nuestra diócesis de Mar del Plata para poder celebrar en el año 2020 nuestro primer sínodo diocesano como acontecimiento", expresó Mestre a manera de deseo.

Indicó de inmediato que "hay muchas experiencias en la vida de la Iglesia que son sinodales. Esta que celebramos ahora es una experiencia sinodal. La comunidad de Santa María como también la de Sagrada Familia de la localidad de San Agustín, están recibiendo a su nuevo párroco y pastor como lo es el padre David. Y en esta experiencia sinodal de caminar juntos como Iglesia, nos encontramos haciéndolo desde distintos lugares".

Sacerdotes y diáconos de iglesias y capillas que componen la Diócesis de Mar del Plata participaron de la trascendente ceremonia para la comunidad de Santa María, lo cual fue remarcado por el obispo, en especial la del padre Mennilli. "Ambas parroquias -dijo- tienen el desafío de caminar juntas. Y que lindo, entonces, entender esta celebración como una celebración sinodal donde como Iglesia, como familia, nos damos cuenta que mas allá de nuestros limites, de nuestras faltas y pecados, llevamos adelante el servicio de caminar juntos. Este también es el gran desafío de la Iglesia y de cada comunidad en particular. Los animo, entonces, a redoblar la apuesta y seguir adelante siendo iglesia sinodal, viviendo una gran comunión con la Iglesia San José como una unidad directa que permita llevar adelante la acción pastoral".

En un mensaje cargado de optimismo, Mestre no dejó pasar por alto la "generosidad" del padre David. "Más allá del amor y del cariño que le tenía con la Comunidad de Cristo Resucitado, automáticamente en su corazón de pastor dijo que sí a convertirse en el párroco de Santa María".

LABOR PASTORAL

Pero a la vez, el Obispo le pidió que predique el Evangelio. "Te invito a que te animes siempre a arrojar el manto, como lo hace el ciego, y a confiarte en Jesús que te llamó y te llama. En la antigüedad, el manto para un no vidente representaba toda su seguridad humana. De día lo utilizaba para poner sus cosas, para pedir la limosna, y por la noche, para abrigarse por el frío. El manto es lo que da seguridad. Cuando el ciego arroja el manto y va al encuentro de Jesús que lo llama, refleja claramente esto que debe estar presente en toda vocación cristiana pero de manera particular en aquellos que hemos sido llamados al sacerdocio: encontrar en Jesús y solo en él toda nuestra seguridad", expresó.

En su plena convicción de que el padre David cumplirá con lo ordenado, destacando sus potencialidades, Mestre le aseguró a éste que "si encuentras en Jesús tu seguridad, vas a poder ser el buen pastor que la comunidad necesita".

En la parte final del oficio religioso, el Obispo diocesano les pidió a las comunidades cristiana que lo acompañen al padre David. Consideró que los sacerdotes necesitamos de la presencia "afectiva y efectiva" de las comunidades para ser realmente fieles a Dios. "Este es un día de gozo, de alegría, un día profundamente sinodal. Seamos capaces de crecer en el camino de la sinodalidad, de arrojar el manto de toda seguridad humana y acercarnos desde nuestra vocación a Jesús que hoy y siempre nos llama a su seguimiento", terminó señalando.