El "mago" de la nieve

El "mago" de la nieve

Gustavo Odino, balcarceño especialista en «pisanieve»

En los últimos tiempos, dicen los que saben del tema a nivel mundial, en las estaciones de esquí hay tres cosas que han evolucionado y mucho: primero, el uso de la nieve artificial; segundo, los remontes, máquinas movidas por potentes motores eléctricos, que se utilizan para trasladar a los aficionados para que hagan los descensos, y tercero y último, en lo que ha sido una revolución, la manera de trabajar la nieve y de pisarla para buscar un mejor deslizamiento, un mejor aprovechamiento del oro blanco y, principalmente, garantizar que sea lo más homogénea posible desde el inicio de la jornada hasta el cierre de la estación.

A los responsables de este tipo de trabajo, mencionados en el último punto, se los llama "pisanieves". Tienen a su cargo los mandos de potentes y modernas máquinas con las cuales se encargan durante horas y horas de dejar la estación de esquí en las mejores condiciones para que los amantes de esta actividad puedan disfrutar de ella al día siguiente.

LA HISTORIA DE GUSTAVO ODINO

Un balcarceño, como muchos otros, decidió probar suerte en el viejo continente. Gustavo Odino desembarcó lleno de ilusiones a finales de la década del ochenta en el principado de Andorra, un país de montaña, pequeño, en los Pirineos, después de haber trabajado en las temporadas de invierno en centros de esquí en Bariloche. Aquí se desempeñó como "patrullero" o "sky patrol". Era parte de una patrulla de salvamento que además efectuaba tareas de señalización en pista y primeros auxilios con posterior traslado del accidentado al centro de evacuación.

"Tenía mucha curiosidad por todo en esa época. La idea inicial era trabajar en España y viajar un poco, que lo pude hacer afortunadamente. Y sin querer me fui quedando y eso se convirtió luego en mi forma de vida", cuenta a El Diario, mientras disfruta de las vacaciones juntos a sus afectos en su ciudad natal.

En estos casi treinta años de trabajo en Andorra, donde se radicó, Odino combinó el trabajo con su verdadera pasión, íntimamente ligada a lo primero: la nieve. "Es un mundo atrapante. Estar en contacto permanente con la naturaleza y a su vez trabajar, te reconforta y mucho", afirma.

En materia laboral, Odino se convirtió en un especialista en "pisanieve". ¿De qué se trata? El haber trabajado en sus comienzos como patrullero y el esquiar le permitieron convertirse en un conocedor de la montaña, la nieve y sus necesidades. "La nieve no es un material que todo los días tiene la misma consistencia porque depende de las condiciones meteorológicas. Varía mucho a partir del clima y de allí es el tratamiento que se elige. Podés encontrar una nieve fresca, recién caída, que es muy buena. También puede haber viento, lo cual hace que la traslade y la base queda dura, acartonada", explica.

Una vez realizado el diagnóstico, el balcarceño "pisanieve" es el responsable de operar las modernas y potentes máquinas (cada una de ellas tiene un costo del orden de los 300 mil euros) sobre las pistas para dejarlas en óptimas condiciones a la jornada siguiente para el deleite de los esquiadores, que pagan por un servicio de excelencia. "La experiencia recogida a través de muchos años la estoy transmitiendo desde 2011 a los futuros maquinistas", cuenta quien considera que esa labor es por demás gratificante. "Cuando le ponés ganas y sacrificio, el resultado es bueno. Y eso la gente te lo hace saber", agrega.

Pero más allá de las bondades que ofrece Andorra en la época invernal, allí está asegurado el manto nevoso. ¿Cómo? Con el aporte de nieve artificial lo cual garantiza el éxito de la temporada. Se necesita para ello una temperatura menor a los cero grados y una humedad que no supere el 90 por ciento. Una vez producida, se utilizan cañones fijos y móviles para su expulsión y luego con las máquinas "pisanieve", se extiende sobre el largo y ancho de la pista.

POR EL MUNDO

Pero esa formación de nuevos maquinistas a la que hizo referencia no solo es en Andorra. Desde 2011, Odino, fuera de la temporada de esquí que va desde el 1 de diciembre al 30 de abril, recorre otros países con el mismo propósito. Estuvo en Azerbaiján, Turquía, Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo. A la formación de maquinistas le agrega la de producción de nieve, puesta a punto de las estaciones de esquí y capacitar a instructores.

Pero cuando la nieve desaparece, en verano, la actividad no se detiene. Es el tiempo ideal para hacer mantenimiento de las pistas de los complejos, mejorar las canalizaciones y el sembrado de pasto. Esto último adquiere especial significación porque permite mantener la nieve en mejor forma para la siguiente temporada invernal.

Andorra es considerada uno de los sitios privilegiados a nivel mundial para esquiar. Precisa, entonces, de la máxima profesionalidad de los "pisapistas". Y allí, un balcarceño, Gustavo Odino, escribe su historia en medio de un mundo atrapante.

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